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Colombia es un país donde la alta preferencia por el uso de efectivo representa un desafío para la industria de medios de pago electrónicos. Según cifras de Fedesarrollo, 90% de los colombianos prefiere usar el efectivo, condición que implica costos económicos y sociales de alto impacto, entre ellos la evasión y la elusión tributaria, el fomento a la informalidad, y un PIB que ve restringido su crecimiento.
Para conocer las razones de este comportamiento, Redeban desarrolló un estudio reciente con Cifras & Conceptos que describe las barreras que existen para acelerar la adopción de los medios de pago electrónicos. En términos generales, estas barreras son de educación y culturales, costos tributarios y asociados a la aceptación o uso.
Uno de los hallazgos relevantes de esta investigación es que 76% de los colombianos encuestados ven el efectivo como el medio de pago de mayor utilidad para controlar sus gastos, mientras que solo 41% considera que las tarjetas débito les permite generar ese control.
Así mismo, el estudio demuestra que los medios de pago electrónicos evidencian un bajo uso (datáfonos 37%, corresponsales bancarios 22%, Internet 14%).
Por otro lado, la falta de información sobre los beneficios y la forma de acceso a los productos financieros ha hecho que más del 40% de los consumidores sigan considerando que el acceso a los medios de pago electrónicos es limitado y que más de la mitad los considere poco útiles.
Desde el sector de medios de pago electrónicos hemos venido implementando estrategias que nos han permitido poner a disposición de los consumidores un amplio portafolio de servicios innovadores que facilitan la realización de transacciones de forma segura.
Las más recientes cifras de la Superfinanciera evidencian una dinámica positiva y generan optimismo en el sector. De acuerdo con su último informe, a noviembre de 2016, en términos de penetración de tarjetas débito y crédito, se contabilizan cerca de 40 millones de plásticos y se evidencia un crecimiento de 9,6% respecto al año anterior.
Según el mismo informe, las transacciones de compras nacionales con tarjetas débito y crédito locales tuvieron un aumento de 11,9 % durante el último año, generando más de 404 millones de transacciones.
No obstante, al comparar el comportamiento del mercado colombiano con otros países, se observa una gran oportunidad de dinamizar el crecimiento. Tal como lo señala un informe de Asobancaria, mientras que el promedio de transacciones anuales con tarjeta débito en el país es de 20 por habitante, el promedio en países como Brasil o Perú es de 50 y 25, respectivamente y en el caso de tarjetas de crédito, los resultados son similares.
Es evidente el importante desafío que enfrenta la industria y el gobierno en esta materia. En el Plan Nacional de Desarrollo, el Gobierno Nacional estableció metas para 2018 con el propósito de que el 84% de la población cuente con al menos un producto financiero. Alcanzar este objetivo no será tarea fácil y requiere de una estrategia que permita modernizar el ecosistema de pagos en el país.
Tal como ya lo ha descrito Asobancaria, la masificación de pagos electrónicos genera beneficios a todos los actores del ecosistema de pagos. Impulsa el crecimiento económico de los países, incrementa la seguridad de los consumidores y mejora la capacidad fiscal del Estado, entre otros. Por eso, debe ser tarea de todos que el país avance.