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Pese a no ser evidente, toda educación trae consigo una ideología subyacente sobre el rol, el propósito y la metodología que juega en la sociedad. Un sano equilibrio entre ideologías permite una educación dinámica que forma personas con un buen balance de pensamiento crítico, conocimiento y habilidades relevantes para sus vidas.
En su libro “Teoría Curricular: Visiones en conflicto y preocupaciones permanentes”, Michael Stephen Schiro describe las cuatro ideologías que han modelado la educación occidental a través de sus distintas aproximaciones: Primero, la Academia Erudita entiende la cultura como una acumulación de conocimiento que se ha organizado con base en distintas disciplinas académicas que, a su vez, son una comunidad jerárquica de gente en busca de la verdad, dentro de una parte del universo del conocimiento.
El objetivo de esta ideología es la extensión de sus disciplinas mediante la conversión de los jóvenes en miembros de una disciplina, primero llevándolos a ella como estudiantes y luego promoviéndolos su avance en dicha jerarquía. La extensión de una disciplina se logra a través de la transmisión de su conocimiento y sus modos de pensamiento a los estudiantes.
Segundo, la Eficiencia Social tiene como propósito desarrollar conocimientos y habilidades que sean útiles para la sociedad y que les permitan a los alumnos contar con los elementos para vivir vidas productivas y perpetuar el funcionamiento de la sociedad. Esta ideología parte de un diagnóstico de las necesidades de la sociedad y orienta la educación según la satisfacción de estas mediante el concepto de aprendizaje deseado (o cambio en el comportamiento humano), la creación y secuenciación de experiencias de aprendizaje (las causas, acciones y estímulos que llevan a los efectos, reacciones y respuestas deseadas) y la rendición de cuentas frente a las necesidades sociales.
Tercero, la ideología Centrada en el Estudiante deja de lado las necesidades sociales y se concentra en conocer y potenciar al individuo desde sus características, talentos e inclinaciones. Se basa en descubrir y desarrollar el potencial de cada individuo donde el aprendizaje es una función de la interacción entre una persona y su entorno. El resultado es único para cada estudiante y no se pretende el desarrollo de objetivos predeterminados de aprendizaje, sino que cada alumno encuentre su propio significado a través de los estímulos educativos.
Y cuarto, la Reconstrucción Social se funda en el diagnóstico de los problemas de la sociedad y de las injusticias sufridas por sus miembros, como por ejemplo las originadas debido a desigualdades raciales, sociales y de género. Para esta ideología el propósito de la educación es facilitar la construcción de una sociedad nueva y más justa. Sus defensores parten de una perspectiva de una sociedad insana que requiere arreglo. Confían en la capacidad de la educación para empoderar a la gente para entender su sociedad de manera tal que puedan visualizar y desarrollar mejores alternativas.
Los conocidos malos resultados en Colombia de las pruebas Pisa y Saber denotan un fuerte desequilibrio ideológico en la educación de nuestro país. Pese a que muchos jóvenes parecen conocer en detalle problemas sociales, catálogos de derechos humanos e injusticias, no abunda el conocimiento de matemáticas, ciencias naturales, bilingüismo o habilidades de comprensión de lectura, redacción y capacidad argumentativa.
Mientras el equilibrio de ideologías en la educación no se restablezca, Colombia corre un gran riesgo de tener generaciones enteras frustradas porque su educación no es relevante para lograr sus sueños.