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El gran reto que tienen algunos gobernantes recientemente electos en América Latina es el tema de la criminalidad. El narcotráfico está desbordado y las políticas pacifistas impulsadas por el Grupo de Puebla, lo único que han logrado es exacerbar el problema y multiplicar el poder de los narcotraficantes.
En el vecino país del Ecuador, un joven e inexperto Noboa se enfrenta a un país desbarajustado institucionalmente, permeado por la corrupción y con niveles de violencia y criminalidad sin precedente, y Correa al acecho esperando que fracase. En Argentina el electorado esta entre la espada y la pared. Deberán escoger entre más de lo mismo -los Kirchner, su corrupción y una inflación descontrolada-, o Milei, un outsider populista de derecha que amenaza con echar abajo la casa. O en Venezuela, donde una mujer valerosa como María Corina nos da el ejemplo de lo que significa arriesgar la vida para tratar de recuperar su país.
En Colombia la situación para los alcaldes electos en ciudades como Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla, Bucaramanga y Cartagena es similar. El Plan Colombia y la Seguridad Democrática son tema del pasado. Hoy en día vivimos una situación de inseguridad, violencia y criminalidad similar a la de finales de los noventa. Recuperar la seguridad será condición necesaria para reconquistar la legitimidad del Estado, atraer inversión privada y devolver la esperanza a la ciudadanía.
La diferencia hoy para Fico 2.0 -y para las otras caras nuevas como Galán, Eder y los gobernadores no afines al gobierno- es que van a tener que gobernar atravesándosele a la política de la Paz Total de Petro y la falta de voluntad para combatir a la delincuencia.
No contarán con recursos, herramientas ni garantías, y el ejército y a la policía seguirán con las manos atadas y con la moral por el piso. Tendrán que enfrentar las talanqueras legales y de derechos humanos que impondrán los partidos de oposición y las ONGs nacionales e internacionales, y la constante crítica de periodistas, líderes de opinión, influenciadores y los ‘fake news’ de las bodegas afines al gobierno. Petro hará todo lo posible para que los nuevos burgomaestres fracasen y la izquierda inepta e inoperante siga en el poder después del 2026.
Tendrán que tomar decisiones difíciles e impopulares como recomponer el Esmad o entrar con la fuerza pública a recuperar zonas controladas por el hampa. Deberán convertirse en representantes de una sociedad que está mamada de ver cómo este sistema garantista y de impunidad impuesto por Santos en La Habana, sistemáticamente recicla delincuentes y los premia, en vez de judicializarlos y encarcelarlos como sucede en El Salvador de Bukele.
El secuestro del papá de Luis Díaz fue tan solo la punta del iceberg. Está regresando el miedo a nuestro país. La gente tiene temor de subirse al transporte público para desplazarse a sus trabajos, de salir a un parque con sus familias, caminar por un cerro, montar en bicicleta por las carreteras de Colombia, o salir a la calle. Temen que los extorsionen, les den escopolamina o los apuñalen por robarles un celular o hacerles el paseo millonario.
Necesitamos líderes con determinación, dispuestos incluso al autosacrificio para acabar con el narcotráfico y recuperar la seguridad, como lo hizo Álvaro Uribe 20 años atrás. Un compromiso con la patria que hoy escasea en nuestro país.