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En esta segunda parte del análisis de las vacantes en Colombia, analizamos el comportamiento de las vacantes para los distintos sectores económicos y ocupaciones, y realizamos una caracterización del nivel educativo, tipo de programa estudiado, experiencia requerida y salarios ofrecidos.
El estudio del lado de la demanda del mercado de trabajo permite complementar el análisis que periódicamente hacemos en nuestros Comentarios Económicos. En este caso nos centramos en las cifras reportadas por la Unidad del Servicio de Empleo, correspondientes a las vacantes registradas con fecha de corte a junio de 2023 por parte de los prestadores autorizados que comprenden tanto empleadores públicos como privados.
Las actividades terciarias están liderando el crecimiento económico y en consecuencia la generación de puestos de trabajo. En los últimos años las actividades terciarias han tenido protagonismo en el desempeño de la actividad económica nacional. En comparación con enero de 2018, para mayo de 2023 las actividades terciarias habían crecido en un 32.3%, las actividades secundarias en un 19.1% y las actividades primarias en 1.1%.
Acorde con este comportamiento, las actividades terciarias también lideran en la creación de empleos con un crecimiento del número de ocupados del 17.8% entre enero de 2018 y junio de 2023. En ese mismo periodo, el número de ocupados creció en 11.4% para las actividades secundarias y cayó en 5% para las actividades primarias. Si bien las actividades terciarias tienen gran potencial de generación de empleo, es necesario construir planes de largo aliento enfocados en la pertinencia de la educación y la formación para el trabajo, en pro de una mayor productividad e impulso al crecimiento económico.
Ahora, al momento de analizar la composición de las vacantes según el tipo de ocupación se observa que el mayor porcentaje se concentra en los Trabajadores de los servicios y vendedores de comercio y mercados, seguido por profesionales, científicos e intelectuales. Una vez más, se evidencia que las ocupaciones que ofrecen un mayor número de vacantes para lo acumulado del 2023 se relacionan principalmente con las actividades terciarias. Por otro lado, la ocupación de director y gerente es la que tiene la menor proporción sobre el total de vacantes a nivel nacional, seguido por agricultor y luego por las ocupaciones elementales.
En términos del mínimo nivel educativo requerido para acceder a un empleo, se observa que desde el 2015, más del 30% de las vacantes pertenecen a aquellas que requieren contar con un grado de bachillerato o menos. De hecho, entre el 2020 y el 2022 se observa que este nivel educativo aumentó su participación en el total de vacantes registradas. La alta correlación entre el nivel educativo y la productividad laboral sugieren trabajos con productividad baja y resalta las necesidades de mejorar los niveles educativos de la población.
A su vez, se observa que las vacantes con grado de Técnico o Tecnológico aumentaron su participación desde el 2020. Esto evidencia la importancia de continuar fomentando programas de una menor duración como generador de empleo ya que, como se observa en la gráfica, la demanda laboral busca este tipo de formación con una mayor frecuencia en los últimos años. Esto a su vez genera efectos positivos sobre la productividad laboral, sobre la calidad de las habilidades de la población y facilita a las empresas encontrar personal con habilidades específicas que les generan valor.
Por razones similares, seguir promoviendo la educación universitaria y en niveles de posgrado resulta en una apuesta importante para el país. En lo relacionado con las vacantes que requieren contar con un grado en la educación superior o posgrado, se evidencia que el nivel universitario aumentó su participación en el 2018, llegando a representar el 29.6% de las vacantes y, luego del 2019, se mantiene relativamente constante con una participación cercana al 20%. Lo anterior demuestra lo relevante que es continuar fomentando los programas universitarios y generar incentivos para la no deserción, ya que un importante número de vacantes tiene como requisito este tipo de educación.
Ahora, al momento de analizar las vacantes cuyo mínimo nivel requerido es Maestría o Especialización, se observa que este se ha mantenido relativamente constante a lo largo de los años en un porcentaje que no supera el 4%. A su vez, al momento de observar las vacantes que requieren un grado de doctorado, son menores al 0.1%.
Lo anterior podría evidenciar: i) una demanda laboral que no requiere de habilidades tan calificadas; ii) una alta eficiencia en la búsqueda de emparejamiento dada lo específico de las habilidades ofertadas y demandadas para quienes cuentan con este nivel educativo; iii) una respuesta a que muy pocas personas cuentan con una maestría, especialización o doctorado. Las razones no necesariamente son excluyentes y van a depender de la región del país que se analice.
En lo relacionado con la experiencia laboral, en lo corrido del 2023 se observa que el 47% de las vacantes registradas piden contar con experiencia de 7 a 12 meses y el 32.8% pide contar con una experiencia mayor a 1 año. Es decir, el 79.8% de las vacantes tiene como requisito una experiencia mayor o igual a 7 meses, lo que equivale a que 4 de cada 5 trabajos. Esto abre la puerta al impulso de programas que den incentivos a la contratación de jóvenes sin experiencia laboral y al reconocimiento de la práctica profesional como experiencia.
Por su parte, el 35.6% de los salarios ofrecidos se encuentra en el rango de $1 millón a $1.5 millones de pesos. En el intervalo anterior se ubica el salario mínimo, lo cual es acorde con la distribución de ingreso formal y dan cuenta de la baja productividad percibida en el mercado laboral al acumularse alrededor del salario mínimo. De forma más amplia, el 90.1% de los salarios de las vacantes registradas que definen su salario es menor o igual a los $3 millones de pesos.
El estudio del lado de la demanda del mercado de trabajo permite complementar el análisis que periódicamente hacemos en nuestros Comentarios Económicos. En este caso nos centramos en las cifras reportadas por la Unidad del Servicio de Empleo, correspondientes a las vacantes registradas con fecha de corte a junio de 2023 por parte de los prestadores autorizados que comprenden tanto empleadores públicos como privados.
En esta primera parte del Comentario Semanal de Anif presentamos un panorama general sobre las vacantes a nivel nacional en los distintos departamentos y principales ciudades del país. En la segunda parte, que se publicará en este diario la próxima semana, analizaremos el comportamiento de las vacantes para los distintos sectores económicos y ocupaciones y finalmente realizamos una caracterización del nivel educativo, tipo de programa estudiado, experiencia requerida y salarios ofrecidos.
El número de vacantes y el número de ocupados tiene una alta y evidente correlación. Es claro que una mayor actividad económica permite la creación de vacantes y que cuando se logra el calce entre quienes buscan trabajadores y quienes buscan un empleo, el número de ocupados aumenta. En el marco de la recuperación económica, el número de vacantes creció mucho más rápido que el número de ocupados, aun cuando las tasas de desempleo se encontraban en máximos históricos (Ver gráfico).
Por tanto, la capacidad de generación de empleo del país es ineficiente y la recuperación de la tasa de desempleo en meses recientes puede ser un efecto rezagado del crecimiento económico visto en 2021 y 2022.
Por otro lado, de forma similar a otras variables socioeconómicas, la demanda de empleo en Colombia no se distribuye de manera uniforme en el territorio nacional. Mientras lugares como Bogotá, Antioquia, Meta o Risaralda cuentan con un número de vacantes alto por cada 1.000 habitantes pertenecientes a población en edad de trabajar, departamentos como Chocó, Vaupés, Córdoba, Sucre y La Guajira presentan las cifras más bajas. Con esto, es claro que las oportunidades laborales son mayores en aquellas zonas históricamente más productivas, mientras que las vacantes de empleo caen en los territorios más apartados del país.
Al trasladar este análisis a las 13 ciudades principales y contrastarlo con sus respectivas tasas de desempleo, se observan dinámicas heterogéneas. El gráfico 2 tiene en su eje X la tasa de desempleo y en su eje Y el promedio mensual de vacantes por cada 1.000 personas en edad de trabajar. Por lo general, si un número de vacantes elevado convive con una tasa de desempleo baja, se conoce como un mercado laboral estrecho. Lo anterior refleja que satisfacer la demanda de empleo resulta más complejo, dado que hay pocas personas en el lado de la oferta.
En este caso, Pereira y Medellín son las ciudades que mejor cumplen con esta descripción, lo que es acorde con su dinamismo económico y una demanda de trabajo fortalecida. En este tipo de ciudades se debe facilitar la eficiencia en la búsqueda y emparejamiento de empleos que permita que las vacantes puedan llenarse rápidamente, por lo que la formación para el trabajo y los incentivos al empleo formal pueden jugar un papel determinante.
En el extremo opuesto, una tasa de desempleo alta en convivencia con un número de vacantes bajo señala una demanda de trabajo estancada que no permite capturar la oferta existente.
En este sentido, aunque se podría sugerir que un menor número de vacantes es más fácil de llenar con una gran cantidad de personas buscando empleo, resultarían insuficientes para lograr una disminución efectiva de la tasa de desempleo. Las ciudades de Cúcuta y Montería son las que mejor representan este caso. Para este tipo de ciudades, la pertinencia en la educación, el crecimiento y la diversificación de las actividades económicas resulta esencial.
Por último, se destacan 2 ciudades con locaciones atípicas dentro del gráfico; en primer lugar, Bogotá presenta una tasa de desempleo alta relativa a su nivel de vacantes en comparación con las demás ciudades. Como se sugirió anteriormente, esto se puede deber a una falta de eficiencia en el proceso de búsqueda y emparejamiento de empleo, donde el case entre las habilidades requeridas y las habilidades ofertadas es bajo. Lo anterior sugiere la importancia de impulsar programas de formación para el trabajo.
En segundo lugar, Ibagué tiene una tasa de vacantes alta para su nivel de desempleo, lo que sugiere que también se requieren mejoras en los procesos de búsqueda y emparejamiento. No obstante, su número de vacantes puede ser exiguo y, por tanto, se requiere gran esfuerzo en el fortalecimiento y diversificación de su actividad económica, dado que el ritmo de generación de empleo es muy bajo y la demanda de trabajo resulta insuficiente.
En suma, encontramos una alta relación entre el número de vacantes y el desempleo en las distintas ciudades, que permite contar con insumos para la toma de decisiones de política pública y caracterizaciones relevantes sobre las necesidades del mercado de trabajo.