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Analistas 05/12/2024

Avances en sostenibilidad social en las MiPyme

La República Más

Con nuestro Comentario Económico Anif del 27 de noviembre, inició una serie de publicaciones en las que se analizan los tres criterios estructurales de la sostenibilidad (ambiental, social y gobernanza) en la principal estructura productiva del país: las MiPyme (micro, pequeñas y medianas empresas). La semana pasada se abordó la sostenibilidad ambiental, lo que da paso a que este comentario centre su atención en el aspecto social.

El componente social busca mejorar la calidad de vida a través de la promoción de un desarrollo inclusivo. Desde la óptica empresarial, resulta fundamental entender cómo las empresas gestionan la relación con y entre sus empleados, comunidades, proveedores y demás grupos de interés. Además, es clave conocer cómo abordan problemáticas como la equidad de género, la inclusión y los derechos humanos, entre otras.

La importancia de esta dimensión para las empresas radica en los beneficios que derivan de la adopción de prácticas socialmente sostenibles. Por un lado, fomentar el bienestar y las habilidades de los empleados repercute positivamente en la productividad y competitividad de las empresas, ya que incrementa la satisfacción y el compromiso del personal. Esto se traduce en una mayor retención de talento calificado y, por ende, en mejores resultados. Asimismo, la gestión efectiva de riesgos sociales vinculados a desigualdades, condiciones laborales inadecuadas o falta de inclusión puede prevenir conflictos y disputas legales, que suelen tener altos costos económicos y reputacionales.

Otro aspecto relevante es la contribución al desarrollo de las comunidades donde operan, mediante programas orientados al cierre de brechas sociales y económicas. Estas acciones permiten a las empresas promover la integración regional, beneficiándose de entornos más competitivos y con mayor capacidad de consumo. La combinación de estos beneficios facilita el acceso a nuevos mercados y cadenas de valor que, además de ser más competitivos, cuentan con regulaciones y consumos más responsables.

Al evaluar cómo se encuentran las MiPyme en Colombia en cuanto a la adopción de prácticas socialmente sostenibles, se observa que, en promedio, 54% de las empresas cuenta con un plan o una estrategia definida para abordar los temas sociales. Las empresas medianas lideran este esfuerzo, con 58,3% indicando que posee un plan, seguidas por las pequeñas (52%) y las microempresas (42%) (Anif, 2024). Al desagregar por tipo de políticas o programas se encuentra que los relacionados con el entrenamiento profesional de los empleados son los más implementados (en promedio, 43% de las MiPyme cuenta con estos), Gráfico 1. En cuanto a programas de inclusión de género, 33% de las empresas indica tener políticas en este frente, porcentaje similar al observado para programas de diversidad e inclusión de poblaciones vulnerables (32%).

Un análisis más detallado muestra que el liderazgo femenino en las empresas colombianas tiene un desempeño sobresaliente en este ámbito. En promedio, 62% de las empresas lideradas por mujeres (frente a 51% lideradas por hombres) cuenta con al menos una política social y 53% (frente a 40%) tiene un plan concreto para abordar estos temas. Este comportamiento se relaciona con cualidades de este tipo de liderazgo, como la escucha activa y el énfasis en el bienestar de las comunidades.

En términos sectoriales, las empresas del sector servicios destacan frente al resto: 57% cuenta con al menos una acción social (frente a 49% en otros sectores) y 46% tiene estrategias concretas (frente a 38%). Esto podría explicarse por la relación más directa que tienen los empleados del sector servicios con los clientes.

Si bien estos resultados indican avances en la incorporación del criterio social, aún queda un camino importante para extender la adopción de estas políticas y programas al universo completo de las MiPyme en el país. Difundir la importancia y los beneficios de este criterio de sostenibilidad, así como acompañar a las empresas en su implementación, es una tarea que debe cobrar relevancia dentro de las estrategias de fortalecimiento empresarial en el país

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