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De manera sorpresiva, ocho países integrantes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo Plus, Opep+, conformada por Arabia Saudita, Rusia, Irak, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Kazajistán, Argelia y Omán, anunciaron la introducción en el mercado de 411.000 barriles diarios adicionales en su producción combinada a partir de mayo, cifra tres veces mayor que la proyección inicial de 138.000 barriles por día. Dicho anuncio se realizó un día después del denominado “Día de la Liberación”, cuando el presidente Donald Trump comunicó la aplicación de aranceles recíprocos a 185 países con los que Estados Unidos mantiene relaciones comerciales, en el marco de su política proteccionista, entre ellos Colombia.
La organización, que en 2023 representó 36,6% de la producción global de crudo y 79,1% de las reservas totales, justificó esta decisión con base en su evaluación de un mercado saludable y con perspectivas económicas favorables. Esto motivó a los países miembros a acelerar el ritmo de aumento en la oferta global de crudo a partir de un retorno gradual y flexible de los ajustes voluntarios de 2,2 millones de barriles diarios a comienzos de abril.
El sorpresivo anuncio del aumento en la producción de crudo por parte de la Opep+ desencadenó una inmediata reacción en los mercados, con caídas de 6,5% en los futuros del petróleo brent (US$61,99 por barril) y del 7,4% en la referencia WTI (US$65,58 por barril), niveles no vistos en cuatro años. Paralelamente, Goldman Sachs revisó sus proyecciones al alza de la oferta. Así, pronostica un brent de US$62 y un WTI de US$58 en un escenario de aterrizaje suave, aunque advierte que, ante mayores desequilibrios entre oferta y demanda, el brent podría bajar a US$54 o incluso por debajo de US$40. Esta dinámica afectó los índices bursátiles, en especial las acciones de las compañías petroleras, y generó movimientos dispares en las monedas de países exportadores.
Para Colombia, esta coyuntura representa desafíos. La caída en los precios del petróleo tras el anuncio de la Opep+ afecta directamente a uno de los principales productos de exportación del país, que representó a 30,3% de las ventas externas en 2024. Por lo tanto, un choque negativo en este frente se traduce en menores ingresos fiscales, un deterioro en la balanza de pagos y la depreciación del peso colombiano frente al dólar (Gráfico 1). Todo esto incrementa la presión sobre las finanzas públicas en un escenario ya marcado por una elevada incertidumbre fiscal.
Desde una perspectiva geopolítica, el giro estratégico de la Opep+ puede interpretarse como una respuesta coordinada frente a las tensiones comerciales impulsadas por Estados Unidos. Al acelerar el aumento de su producción, los países del cártel buscan no sólo estabilizar los precios del petróleo, sino también reafirmar su influencia frente al crecimiento sostenido de la producción de petróleo no convencional en Norteamérica.