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En la primera parte de esta entrega, explicamos que, al mirar la desigualdad en Colombia desde distintos ángulos, encontramos resultados alentadores, y mostramos algunos indicadores que lo demuestran. En esta segunda parte, explicamos en detalle cómo se mide la desigualdad y de qué hablan realmente los resultados que vemos con frecuencia en los diferentes medios de comunicación.
Cuando se habla de desigualdad, comúnmente se recurre al coeficiente de Gini para argumentar que Colombia es uno de los países más desiguales del mundo. El Coeficiente de Gini es una medida económica que busca calcular la desigualdad de ingresos entre los ciudadanos de un territorio determinado. El valor del índice de Gini se encuentra entre 0 y 1, siendo cero la máxima igualdad (todos los ciudadanos tienen los mismos ingresos) y 1 la máxima desigualdad (todos los ingresos los tiene un solo ciudadano). Es claro que Colombia tiene un coeficiente de Gini elevado (0,56 para 2022) tanto para la región como para el mundo.
No obstante, el coeficiente de Gini no es inmune a críticas. Por ejemplo, es poco informativo sobre cómo se distribuye la riqueza en la sociedad, por lo que, ante cambios en su valor, no indica si se debe a una caída en el ingreso de los más pobres o a un aumento en el ingreso de los más ricos. De manera similar, la distribución de riqueza de dos territorios con un mismo coeficiente de Gini puede ser muy distinta.
Como consecuencia, con el tiempo han surgido nuevas formas de medir la desigualdad. Un ejemplo es la ratio de Palma. Para la construcción de esta ratio, se compara el ingreso que acumula el 10% más rico de la población con el ingreso que tiene el 40% más pobre. Esta noción proviene de la observación de que la mayor parte de las diferencias de la desigualdad entre países se concentra en lo que ocurre en los extremos de la distribución y no tanto en cambios en el medio, que generalmente es estable y a lo cual el Gini es más sensible.
De forma comparativa, Colombia reporta un índice de Gini alto en la región, pero su índice de Palma es promedio y considerablemente más bajo que el de países como Chile, México y Perú. De una manera similar, aunque en Colombia el decil 1 de ingreso acumula un porcentaje elevado del ingreso total, no se trata de uno de los países con valores más altos como el Gini pareciera indicar.
Por otro lado, el Índice de Desarrollo Humano es una medida del logro en dimensiones clave del desarrollo humano, como lo son el contar con una vida saludable, un buen nivel educativo y un estándar de vida digno. Nuevamente, Colombia muestra valores promedio dentro de la región y se aleja de los valores más bajos a nivel mundial.
Finalmente, es también común el uso del índice de Atkinson como medida de la desigualdad, el cual captura el porcentaje del ingreso al que una sociedad estaría dispuesta a renunciar para así tener una distribución más equitativa. Existen medidas adicionales, pero estas tres son las más comunes.
Con todo lo anterior, es importante reconocer que, si bien Colombia es un país desigual, la medición del Gini conduce a una perspectiva más dramática, en contraste con otras mediciones que en muchos casos podrían considerarse más robustas y precisas. Colombia realmente es un país similar al promedio de la región y menos desigual que un buen número de países en el mundo.
Además, es importante resaltar logros en la reducción de la desigualdad con el paso del tiempo, teniendo en cuenta que la evidencia en Colombia muestra que las reducciones provienen de un mayor aumento en los ingresos de las personas más pobres. Por ejemplo, la tendencia en el comportamiento de la Ratio de Palma (ingreso de 10% más rico vs ingreso de 40% más pobre) describe de gran manera la siguiente afirmación del presidente de Anif, Mauricio Santa María:
“La Cepal considera que Colombia se encuentra entre los países que más redujeron la desigualdad en los últimos años. ¿Y por qué se redujo? Por un hecho fundamental que no se había dado en los últimos 20 años: el crecimiento del ingreso de los más pobres fue seis veces superior al de los más ricos (13,2 vs. 2,3%). En otras palabras, los ingresos que han crecido en los últimos años han sido los de los más pobres. Esto sí es equidad. Por fin logramos romper la tendencia creciente de la desigualdad y por primera vez desde que hay cifras comparables la economía crece, los ingresos de los más pobres crecen y la inequidad disminuye. Tendencia opuesta a la observada antes de 2010, cuando la economía crecía, pero la inequidad también. (Santa María en Santos, J.M., 2023)”
A pesar de las mejoras en los últimos años, Colombia sigue siendo un país muy desigual en materia de ingresos, riqueza y tierras. En el caso de la distribución de ingresos en Colombia, 10% de la población con mayores ingresos posee 54,7%, mientras que 50% más pobre tiene solo 10% del ingreso. En el caso de la riqueza, en Colombia 10% más rico posee 64% de la riqueza, mientras que 50% más pobre posee solo 4%. En cuanto a la tenencia de tierras, Colombia presenta un nivel bastante alto de desigualdad, con algunos cálculos del índice Gini de tierras cercanos a 0,70.
Una de las principales causas de este tipo de desigualdades es la baja efectividad del sistema tributario colombiano para reducir la desigualdad de ingresos mediante impuestos, presenta importantes falencias en términos de progresividad, eficiencia y simplicidad. Por otro lado, los sistemas pensional y laboral colombiano actualmente representan barreras a la reducción de la desigualdad en Colombia.
El sistema pensional excluye a todos los trabajadores informales y que ganan menos de 1 salario mínimo, es decir, a más de la mitad de los trabajadores. Actualmente, las personas de menores ingresos no pueden ahorrar para la vejez, y las personas que logran pensionarse son aquellas de mayores ingresos. Además, bajo el esquema actual del régimen público, las personas del quintil de ingresos más alto reciben cerca de 80% de los subsidios y los del quintil más bajo solo 0,05%. A lo anterior se suma la regulación del mercado laboral, que encarece la contratación y excluye del mercado formal a todos los trabajadores que ganan menos de 1 salario mínimo.
Esto demuestra que aún hay mucho camino por recorrer. Sin embargo, la reducción de la desigualdad en el país ha sido importante y en diferentes indicadores nos encontramos mejor que países de ingreso similar o incluso mayor. En ese sentido, se deben reconocer los esfuerzos que hemos hecho como país y no caer en lugares comunes que no están respaldados en cifras.