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El pasado viernes 22 de septiembre se publicaron los datos de pobreza monetaria para el año 2022. En este contexto, y en el marco de la publicación del libro “La batalla contra la pobreza” del expresidente Santos, en Anif analizamos la evolución del indicador de pobreza en Colombia, las formas de medirla y la importancia de este tipo de indicadores para la discusión de política pública en el país.
En Colombia se usan principalmente la Pobreza Monetaria y el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) como medidas oficiales de pobreza. Por un lado, la Pobreza Monetaria captura el ingreso per cápita por unidad de gasto. En otras palabras, calcula el ingreso total y lo divide por todos los miembros del hogar. Por ejemplo, si los ingresos totales de un hogar de cuatro personas son $2 millones, entonces el ingreso per cápita por unidad de gasto es de $500,000.
El monto que se obtiene se compara con la línea de pobreza que, en esencia, hace referencia al valor en dinero que necesita una persona al mes para adquirir una canasta básica de alimentos, servicios y otros bienes mínimos para vivir.
Al ver la evolución en el tiempo de la incidencia de pobreza monetaria observamos una reducción importante durante la década pasada. En 2013, Mauricio Santa María, actual presidente de Anif, señalaba lo siguiente: “(…) Colombia se encuentra entre los países que más redujeron la desigualdad en los últimos años.
¿Y por qué se redujo? Por un hecho fundamental que no se había dado en los últimos 20 años: el crecimiento del ingreso de los más pobres fue 6 veces superior al de los más ricos (…). Esto sí es equidad. Por fin logramos romper la tendencia creciente de la desigualdad y por primera vez desde que hay cifras comparables la economía crece, los ingresos de los más pobres crecen y la inequidad disminuye. (Santa María, 2013, como se citó en Santos, 2023)”.
Con lo anterior presente, hacemos hincapié en que los principales motores de la reducción de la pobreza se encuentran en el crecimiento económico y la creación de empleo. También, observamos que, durante la década pasada, no solo se redujo el número de personas en pobreza monetaria, sino que también aquellas personas que permanecieron en la pobreza se encontraron más cerca de salir. La pandemia por covid-19 generó retrocesos de más de una década que paulatinamente se han recuperado.
Por su parte, el IPM se basa en la carencia de múltiples dimensiones relacionadas con la calidad de vidas de las personas. El índice está compuesto por cinco dimensiones, que se miden a nivel de hogar: 1) condiciones educativas, 2) condiciones de la niñez y juventud, 3) trabajo 4) salud y 5) condiciones de la vivienda y servicios públicos domiciliarios. Estas dimensiones se dividen en 15 variables y un hogar con privaciones en al menos cinco variables (que representan 33% de las privaciones) se considera en condición de pobreza multidimensional. Cada una de las dimensiones tiene el mismo peso dentro del índice (20%) y cada una de las variables pesa igual dentro de cada dimensión.
El IPM se introdujo en el país en el primer Gobierno de Santos, el Plan Nacional de Desarrollo “Prosperidad para todos” decidió incorporar el Ipmco, recién construido, en una de las metas principales del cuatrienio.
Colombia también presentó importantes reducciones de la pobreza multidimensional tanto en áreas urbanas (cabeceras) como en áreas rurales (resto). No obstante, el IPM en las zonas rurales es mayor que en las urbanas, y lo preocupante es que esta brecha se ha ampliado entre 2021 y 2022. Por tanto, uno de los principales desafíos que el país debe enfrentar en los próximos años en términos de políticas sociales y económicas es reducir estas disparidades.
De igual forma, a pesar de los avances en la pobreza multidimensional, aún es necesario trabajar en políticas enfocadas en mejorar las condiciones laborales y educativas de la población. Las dimensiones de trabajo informal, desempleo de larga duración, bajo logro educativo y rezago escolar son justamente las que mayores privaciones presentan para los hogares, aunque se han logrado avances con el paso del tiempo. En contraste, el trabajo infantil, la inasistencia escolar, las condiciones inadecuadas de la vivienda y el acceso a servicios de salud presentan bajos niveles de incidencia y resaltan grandes logros durante los últimos años.
Ambas mediciones son altamente complementarias al caracterizar distintas formas de la pobreza: la pobreza monetaria se centra en la capacidad adquisitiva de los hogares, mientras que la pobreza multidimensional otorga una visión más holística a partir de un enfoque de privaciones. Aún así resaltamos una alta correlación entre ambas mediciones pues es claro que un menor poder adquisitivo se relaciona con un mayor número de privaciones para una vida digna de la población. En conjunto, los datos de pobreza permiten notar los avances en el país durante la década anterior, pero también caracterizar y entender las causas de la pobreza para así tomar medidas de política pública que conduzcan a su disminución.