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Analistas 12/12/2024

Prácticas de gobernanza en las Pyme: gran reto para su crecimiento

En línea con la serie de comentarios económicos publicados en las últimas semanas en relación con las prácticas sostenibles dentro las pequeñas y medianas empresas (Pyme) en Colombia, aquí analizamos las acciones dentro de la dimensión de gobernanza y su importancia en el contexto empresarial colombiano.

Específicamente, esta dimensión de la sostenibilidad incluye las prácticas e instituciones relacionadas con la gestión y transparencia dentro de los negocios, así como aquellas asociadas a los códigos de conducta y de buen gobierno. Esta dimensión es fundamental debido a su relación con el alcance de los objetivos empresariales y el crecimiento de largo plazo. Sin embargo, como se presenta a continuación, esta es una de las categorías del desarrollo sostenible en donde las Pyme presentan uno de los mayores rezagos.

La Encuesta Mipyme Anif (EMP) revela que solo 31% de las pequeñas y medianas empresas en Colombia cuenta con una junta directiva o de socios. Este órgano es de gran importancia pues es el “guardián del objeto social y del sistema de gobierno. Además, es quien decide los rumbos del negocio, conforme sea el mejor interés de la organización”. El hecho de que solo tres de cada 10 Pyme cuenten con una Junta Directiva genera preocupación, dado que la ausencia de este organismo restringe la capacidad para implementar estrategias de largo plazo. Esto, a su vez, puede limitar la probabilidad que tienen las empresas para tener un mayor crecimiento.

Prácticas de gobernanza en las Pyme: gran reto para su crecimiento
Gráfico LR

La junta directiva cobra especial relevancia teniendo en cuenta que, según la encuesta, 48% de las Pyme colombianas son empresas de propiedad familiar. Frente a esta característica del negocio resulta clave tener reglas de juego claras y un buen gobierno corporativo para evitar conflictos de interés y lograr la sostenibilidad de los negocios en el tiempo. Además, un buen gobierno corporativo permitiría establecer límites entre los intereses familiares y empresariales fomentando una gestión profesional y orientada al crecimiento. Asimismo, ayudaría a garantizar la continuidad del negocio una vez haya posibles transiciones generacionales.

Igualmente, los órganos de buen gobierno corporativo resultan relevantes en un contexto como el colombiano, en el cual las MiPyme presentan una baja movilidad empresarial. Como se evidencia en la Tabla 1, una muy baja proporción de empresas logra cambiar de tamaño tres años después de su creación. De hecho, de 61.564 microempresas, solo 5,7% pudo evolucionar hacia una pequeña empresa. Por el lado de las pequeñas y las medianas, si bien existe una mayor proporción de negocios que logra evolucionar a una empresa de mayor tamaño, esta cifra permanece por debajo de 50%. Lo que esto implica es que, después de tres años de existencia, menos de la mitad de las empresas en Colombia logra trascender a una empresa de mayor tamaño.

Los resultados aquí presentados demuestran la importancia de continuar fortaleciendo las buenas prácticas de gobierno corporativo en las empresas del país. Esto permitiría una mayor tasa de movilidad empresarial, lo que finalmente se traduce en un mayor crecimiento y, a su vez, se puede correlacionar con mayores niveles de empleo por parte del sector productivo. Además, la literatura ha identificado una correlación positiva entre las buenas prácticas de gobernanza y la obtención de recursos.

Con la presencia de una junta directiva, las Pyme pueden atraer inversiones y socios estratégicos pues demuestran una estructura que garantiza una gestión transparente y eficiente de los recursos. Todo esto les permitiría también mejorar sus probabilidades de permanecer en el tiempo.

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