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La sostenibilidad y el cambio climático son uno de los mayores desafíos para la humanidad.
Cada vez somos más conscientes de las consecuencias que nuestro modelo económico actual puede traer al medio ambiente, a la sociedad y a la forma en que vivimos y en este sentido varios marcos internacionales -como la Agenda 2030 de Naciones Unidas o el Acuerdo de París- reconocen la necesidad de impulsar un modelo de desarrollo sostenible.
El sector financiero juega un papel importante en la financiación de este modelo movilizando capital, integrando la sostenibilidad en sus procesos y en la gestión de riesgos y asesorando a sus clientes, para promover el cambio de comportamiento que esta transformación requiere.
Las finanzas sostenibles, o la incorporación de factores ambientales, sociales y de gobernanza en las decisiones financieras, se encuentran en su etapa inicial. Las grandes corporaciones, los inversores institucionales y los gestores de activos están comenzando a incorporar factores ASG en sus políticas y estrategias de inversión.
Los gobiernos y los bancos centrales están trabajando para promover la movilización de las finanzas sostenibles, una mejor gestión del riesgo y una mayor transparencia. Pero particulares, inversores minoristas y pequeñas y medianas empresas todavía están muy lejos.
Como mencionaba Carlos Torres Vila, presidente de Bbva en la apertura del evento EduFin Summit, “la educación financiera es una herramienta esencial para promover un crecimiento sostenible e inclusivo". Efectivamente la educación financiera es una de las mejores palancas para superar los desafíos que plantea la integración de la sostenibilidad en las decisiones financieras.
El primero de estos retos es la CONCIENCIACIÓN: Se necesita mayor concienciación sobre la importancia de la sostenibilidad entre quienes toman decisiones financieras. Esto incluye, por supuesto, el reconocimiento de los ODS y de la existencia del cambio climático, sus efectos y los riesgos asociados, pero también la necesidad de generar conciencia sobre el impacto de las actividades humanas en el capital natural, en la biodiversidad y en el aumento de la desigualdad o sobre lo que significa crecimiento inclusivo.
Un segundo reto es la COMPRENSIÓN. Es fundamental aumentar el conocimiento sobre finanzas sostenibles. Pequeños y grandes inversores deben comprender las diversas estrategias de inversión, la gran variedad de productos financieros sostenibles y cómo funcionan, la necesidad de integración de riesgos ASG y la relevancia del impacto de sus decisiones financieras.
Y el tercero es la ACCIÓN. Necesitamos traducir concienciación y comprensión en la toma de decisiones. La educación financiera, si se contextualiza y proporciona en momentos clave para el aprendizaje, puede promover el cambio de comportamiento requerido.
Conciencia, comprensión y acción, son tres desafíos que permiten visibilizar el fuerte vínculo entre finanzas sostenibles y educación financiera.
En BBVA trabajamos por mejorar el conocimiento y las habilidades financieras de la sociedad, no solo de grandes inversores, sino también de pequeños ahorradores, clientes minoristas, empresarios u organizaciones sin ánimo de lucro, pues esto nos permitirá promover colectivamente el desarrollo sostenible.