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En mi época de colegio en Cali teníamos un juego algo cruel. Si unos amigos estaban jugando tranquilos con una pelota, uno podía llegar y gritar “¡¡¡Se desató el caníbal!!!” y mientras todo el mundo comenzaba a correr, la idea era ver a quién le caía el balonazo. Si a uno le tocaba recibir el golpe, “De malas”, como dice la vice.
Pareciera que eso le pasó a los mercados y la economía mundial en estas últimas semanas. Es como si hubiese llegado alguien a gritar “A correr que se desato en caníbal, HP” y empezara a tirar balonazos a ver quién cae. Primer taponazo, ¡Pum!, cayó un banco grande en USA, otro más duro y tumbó otro banco en USA y de pronto agarró tremenda patada y ¡Pum! cayó un banco enorme en Europa.
¿Y por qué se desató el caníbal? Porque para combatir la inflación, los bancos centrales tuvieron que subir las tasas de interés de manera muy agresiva para enfriar las economías, y cada vez que las subían todos esperábamos que algo se iba a romper. Primero se desinflaron las crypto, dsilinespués el mercado inmobiliario, pero ahora si escuchamos un ¡crack! enorme, de los que dicen los sobrevivientes que se escucha antes de una avalancha, este se dio en el eslabón más débil del sistema capitalista: la confianza en los bancos.
El Silicon Valley Bank (SVB) era el banco preferido de los startups y los fondos que invierten en ellos. Durante el periodo de tasas de interés bajas, estas empresas estaban en capacidad de levantar inversión con mucha facilidad y esta plata la dejaban en ese banco. El banco tomó esos recursos y los invirtió en bonos de deuda a largo plazo de muy bajo riesgo respaldados por el gobierno americano.
¿Hasta ahora “todo bien” como decía el pibe?, pues sí y no. Estos bonos tienen un riesgo bajo de impago, pero un riesgo altísimo de fluctuación de precios. Es decir, por ejemplo, si el banco invirtió U$100.000 en uno de esos bonos de deuda que les pagaba 2% durante 10 años, la probabilidad de que al año 10 no reciba los U$100.000 es baja. Pero la probabilidad de que si los quiere vender antes reciba mucho menos que U$100.000, es muy alta.
¿Y por qué pasa eso? Porque si las condiciones de mercado en el momento de comprar esos papeles decían que pagar 2% tenía sentido, ahora con tasas mucho más altas, la única forma de poder actualizar el rendimiento de esos bonos a la nueva realidad es aplicarle un descuento muy fuerte. Es decir, cuando suben las tasas, los compradores de esos papeles quieren actualizar el rendimiento a las nuevas condiciones, demandando una rebaja fuerte en los precios como mecanismo de compensación. Por eso cuando suben las tasas de interés, bajan los precios de los bonos y si son bonos a largo plazo, bajan muchísimo más.
Y así pasó, los startups dejaron de recibir dinero a diestra y siniestra y comenzaron a pedir su plata para pagar sus gastos de operación, y cuando el SVB tuvo que vender esos bonos para tener liquidez para afrontar esos retiros, ¡Boom! Se hizo realidad algo que pocos habíamos pensado: Que los bancos están sentados en trillones de dólares de bonos de deuda que compraron en una situación de mercado muy diferente, y que el precio de mercado de esos bonos ahora, como dicen en la costa, “valen mondá”. Por eso hay unas pérdidas de portafolio gigantes que no están reflejadas en los balances, pérdidas que se hicieron con plata de los depositantes.
El día que se desató el caníbal fue marzo 8. Ese día el SVB salió a vender bonos de deuda para hacer frente a los retiros de los depositantes y el mercado vio en vivo las pérdidas que se estaban escondiendo. En esa sola transacción el SVB perdió U$1,8 billones.
De ahí en adelante, cundió el pánico. Un día el mercado era del tono “El SVB es un caso aislado que no va a afectar el sistema” y el otro ¡¡Erda!!! “Este problema lo tienen todos los bancos en todo el mundo”. La gente retiró plata de los bancos débiles a los bancos más fuertes (no porque estén mejor manejados sino porque están más regulados y son tan grandes que no los pueden dejar quebrar) y ¡se desató el caníbal!
La corrida bancaria tumbó otro banco en USA y tiene en el limbo a varios bancos regionales. Cuando llegó a Europa le pegó a uno de los bancos más grandes del sistema, el Credit Suisse, que es un banco que lleva tiempo emproblemado y que sus socios más grandes, los saudíes, dijeron que no lo van a apoyar inyectando más capital.
Y así estamos, los bancos centrales y gobiernos están haciendo todo lo posible para parar el desangre. Pero el caníbal esta desatado y esto va a estar muy movido por varios meses.
¿Y qué hace uno? Pues muy poco, esperar escondido, rezar y apretar las nalgas por que el caníbal se puede llevar bancos malos y buenos a la vez. Ojalá los gobiernos y los bancos centrales puedan parar esto, porque se puede poner muy complejo. Pero si le toca recibir el balonazo cierre los ojos y respire profundo, pero al final: “De malas”, como dice la vice.