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Este año he decidido dirigir mi carta de Navidad a Papá Noel y al alcalde electo de Cartagena, William Dau, pues todos los deseos están relacionados con esta ciudad.
La lista de peticiones inicia con la erradicación de la corrupción y a partir de allí formulo otros deseos sobre los proyectos prioritarios que la ciudad debería ejecutar con los recursos recuperados para reducir la escandalosa brecha social que la ahoga y mejorar su competitividad. ¿Cuáles serían?
En primera línea están dos frentes con igual importancia: educación y salud. Para ambos son necesarias dos acciones. Por una parte, la evidente necesidad de mejorar su calidad y por otra, relacionada con la anterior, mejorar la infraestructura de estos sectores.
También es necesario ejecutar un plan agresivo de dignificación de la vivienda en los sectores marginales. Por justicia, debemos destinar más recursos para viviendas de interés social que vayan acompañadas de un desarrollo urbano adecuado, con espacio público y servicios dignos.
Por otra parte, la ciudad está en mora de ejecutar el macroproyecto de protección costera, pues no hacen falta grandes estudios para observar sus serios problemas de erosión e inundaciones. Esto debe redundar en la generación de nuevas playas en el sector turístico y de una consecuente estrategia de gestión eficiente del espacio público.
A propósito de espacio público, es urgente recuperar la infraestructura peatonal de la ciudad. El estado actual de los andenes en la zona turística es deplorable, lo que le resta competitividad. En esta misma línea, es hora de que Cartagena se oriente hacia la movilidad sostenible y, sobre todo, es hora de poner en marcha un sistema de transporte urbano acuático aprovechando la red de cuerpos de agua existentes.
En esta misma línea, urge la implementación total de Transcaribe y su articulación con los municipios vecinos. Quizás, este sea el paso definitivo para el inicio de una planeación y gestión articulada del territorio que trascienda los simples límites geográficos y dinamice el desarrollo de la región.
En cuanto al Centro Histórico, el gran tesoro de la ciudad, se requiere un plan articulador de la actividad turística que debe empezar por hacer que cada cartagenero comprenda el valor del patrimonio. Este plan debe descender a detalles tan tangibles como la peatonalización parcial del sector.
Además de lo anterior, se deben mencionar actividades necesarias como el traslado de Bazurto, la construcción de una red de mercados sectoriales, la reparación y terminación de la vía perimetral, la ejecución total del plan maestro de drenajes pluviales, la construcción de una red de ciclovías y la adecuación del canal de acceso a la bahía. Tampoco se debe olvidar la solución definitiva al tiempo de desconexión del servicio eléctrico.
Es posible ejecutar todos estos proyectos, siempre y cuando desaparezca la corrupción. Se vale soñar, más ahora en Navidad cuando reina la esperanza.