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Analistas 05/04/2019

Hidroituango: posibles desenlaces

Augusto Garrido
Docente de Ingeniería Civil
Analista LR

Los riegos son connaturales a todo proyecto de ingeniería, y desconocerlos sería negligencia; no en vano, el éxito de un proyecto muchas veces radica en la capacidad de sus gerentes de afrontarlos y dar soluciones eficientes y oportunas. Pero estas soluciones no surgen de manera espontánea, sino que son producto de un dedicado proceso de planificación que parte de la identificación exhaustiva de todas las variables que pueden llegar a incidir en el proyecto: clima, condiciones geológicas, calidad de los materiales, vías de acceso, etc.

En proyectos como Hidroituango el riesgo está relacionado con muchos frentes por lo que debe ser afrontado con una visión interdisciplinaria. Es necesario evaluar el comportamiento de la cuenca hidrológica intervenida para evitar poner en riesgo a la población del área de influencia. No se puede dejar nada al azar.

Sin embargo, el desarrollo que ha tenido Hidroituango hace pensar que sí se han dejado cosas al azar y, sobre todo, se puede intuir que los planes de manejo de riegos se han quedado cortos, poniendo en peligro la viabilidad del proyecto y la vida de muchas personas.

Lo más importante en este momento es garantizar que la población amenazada reciba la atención que corresponde y que la información se maneje con transparencia para actuar con rapidez frente a los escenarios que podrían presentarse.

Tales escenarios incluyen panoramas apocalípticos que no admiten más equivocaciones. Quizás, el escenario más temido es una avalancha extrema. No es un miedo infundado, pues si bien se logró terminar el vertedero del proyecto, se sabe que los últimos metros fueron construidos a toda prisa, por lo que es muy probable que las condiciones originales de diseño no hayan sido respetadas a cabalidad, afectando su impermeabilidad y, por tanto, su estabilidad.

En ese mismo sentido, se debe tener en cuenta que el vertedero ha estado sometido a una condición de operación distinta a la condición de diseño, pues ha estado funcionando de forma casi permanente. Es válido preguntarse si esto constituye un riesgo para la estabilidad de la presa. Sumado a todo lo anterior, también habría que evaluar la amenaza por asentamientos de la presa y el posible colapso del macizo rocoso que se ha visto debilitado por la construcción del proyecto y todos los contratiempos que lo han acompañado.

En un panorama más optimista, en el que el proyecto logre entrar en funcionamiento en las nuevas fechas previstas, cabe preguntarse si existe un plan de manejo de los sedimentos durante la operación y un plan concreto de mitigación de los impactos ambientales que se puedan presentar.

Más allá de buscar culpables, la enseñanza de Hidroituango es que las entidades que deben hacer control a este tipo de proyectos se han visto superadas por el tamaño de tal responsabilidad. Los megaproyectos que el país requiere deben tener un control especial donde la academia debe ser pieza clave.

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