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“El rico es rico a expensas del pobre”. “El vecino cambió de carro, algo malo estará haciendo”. Este tipo de pensamiento está profundamente arraigado en la sociedad colombiana. No cabe duda de que ha sido la esencia del discurso que llevó al poder al gobierno actual, aunque ha estado presente desde mucho antes. Esta forma de pensar sugiere erróneamente que para que algunos ganen, otros necesariamente deben perder. Esta visión limita la capacidad de progreso y colaboración y es un obstáculo significativo para el desarrollo humano y económico.
Históricamente, se ha argumentado que la riqueza de las naciones reside en la acumulación de capital, la robustez de sus instituciones o el nivel educativo de su población. Si bien estos elementos son importantes, no son determinantes. La verdadera esencia del éxito de una sociedad se encuentra en las ideas que la rigen. Son las ideas, no los bienes acumulados o las estructuras creadas, las que tienen el poder de transformar sociedades enteras.
Deirdre McCloskey, una de las historiadoras económicas más destacadas de nuestro tiempo, quien visitará Colombia a mediados del año, sostiene que las ideas no son productos de las instituciones existentes, como regularmente se sostiene, sino que son fundamentales para configurarlas. Según McCloskey, las ideas determinan qué tipo de instituciones se desarrollan y cómo estas pueden fomentar hábitos como el trabajo y el ahorro, o cómo pueden permitir que la sociedad se enriquezca sirviendo a los demás. En este sentido, las ideas que promueven la libertad económica y la iniciativa individual son esenciales para el crecimiento y el desarrollo de los países.
Consideremos el impacto del libre mercado, una idea que revolucionó el mundo y demostró que la libertad económica conduce a una mejora en la calidad de vida de las personas. Economistas como Adam Smith, o premios Nobel como Friedrich Hayek, Milton Friedman, y otros, no solo defendieron teorías económicas; promovieron una visión del mundo en la que la cooperación voluntaria y la competencia abierta generan beneficios mutuos, desafiando directamente el pensamiento de suma cero que presupone que los recursos son limitados y que el éxito de uno depende del fracaso de otro.
En Colombia, el discurso predominante de suma cero ha influido en la política y en la percepción pública, especialmente bajo la administración actual, que ha intensificado esta narrativa. Este enfoque limita nuestras posibilidades de vivir mejor y superar la pobreza, fomentando un ambiente de desconfianza y conflicto innecesario entre diferentes sectores de la sociedad.
Para avanzar como sociedad, debemos fomentar un ambiente donde las buenas ideas puedan florecer. Esto implica educar a nuestras poblaciones no solo en habilidades técnicas, sino en pensamiento crítico y filosofía de la libertad responsable, inculcando la comprensión de que nuestras acciones pueden y deben contribuir a un bien mayor.
Las ideas son la infraestructura invisible sobre la cual se construyen las sociedades prósperas. Sin ellas, no hay capital, institución o educación que pueda garantizar el verdadero progreso. En Libertank, trabajamos todos los días para promover este entendimiento, combatiendo el pensamiento de suma cero y abogando por un país en el que la virtud de las ideas de la libertad guíe el camino hacia un futuro de prosperidad y posibilidades ilimitadas.