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El lucro en Colombia ha sido históricamente malinterpretado. Para muchos ciudadanos, el hecho de obtener ganancias en sectores esenciales como la salud, la educación y los servicios públicos es visto como inmoral. Esta visión, alimentada por las corrientes políticas que hoy gobiernan, sostiene que vincular estos servicios con el lucro es, en esencia, una traición a los valores fundamentales de la sociedad. Argumentan que, al ser derechos básicos, estos servicios no deberían generar ganancias, ya que esto podría comprometer su calidad y accesibilidad.
Sin embargo, esta perspectiva omite una comprensión más profunda del papel del lucro en una economía de mercado. En un sistema capitalista genuino, donde el Estado actúa como un árbitro imparcial y no como un jugador con intereses propios, el lucro tiene un papel crucial. Es un indicador de salud económica, un motor de innovación y un reflejo de la creación de valor.
El lucro es, en esencia, una recompensa por el riesgo asumido, la innovación implementada y el esfuerzo desplegado. No se trata simplemente de una cifra en un balance contable, o un proceso de acumulación de riqueza, sino el reflejo tangible de la dedicación y el mérito de aquellos que han invertido tiempo, energía y recursos para ofrecer algo que la sociedad valora y necesita. Es, en muchos sentidos, un reconocimiento a la excelencia y la perseverancia.
Tomemos, por ejemplo, una empresa que desarrolla un innovador dispositivo médico para monitorear enfermedades cardíacas en tiempo real. Al ser adoptado por hospitales en todo el país, este dispositivo no solo genera ganancias significativas para la empresa, sino que también mejora la calidad de vida de miles de pacientes. El lucro obtenido no es solo una recompensa para los inversionistas, sino una clara señal de que su innovación está marcando una diferencia en el sector salud. Es evidencia de que han identificado un problema médico y han creado una solución efectiva para abordarlo.
El lucro actúa como un barómetro del valor. Cuando una empresa es rentable, es una señal clara de que está satisfaciendo una necesidad del mercado. Está creando valor, no solo económico, sino social. Las empresas que generan beneficios atraen inversiones, lo que a su vez impulsa la innovación, la creación de empleo y el desarrollo económico.
Además, en el núcleo de cada transacción comercial, existe una relación de cooperación. Cada vez que un consumidor elige comprar un producto o servicio, lo hace porque percibe un valor en él. Es un intercambio en el que ambas partes, el comprador y el vendedor, se benefician. Esta dinámica de cooperación voluntaria es la esencia del comercio y es lo que permite que las economías crezcan y prosperen.
La esencia de una economía próspera no solo radica en la necesidad de que las empresas obtengan ganancias, sino que estas sean significativas. No se trata de un simple deseo de acumulación, sino de entender que cuando una empresa gana mucho, es indicativo de que está ofreciendo un valor inmenso a la sociedad, satisfaciendo necesidades e impulsando la innovación y el progreso. Por lo tanto, no deberíamos aspirar solo a que las empresas sean rentables, sino que ojalá ganen mucho dinero. Porque detrás de esas grandes ganancias, hay grandes contribuciones al bienestar y desarrollo. ¡Celebremos y apoyemos el éxito empresarial, pues es un reflejo del éxito colectivo!