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“¡Estamos confundidos!” Mientras las elecciones regionales se acercan, hay quienes creen que el futuro de nuestro país se decidirá exclusivamente en las urnas. Sin embargo, me atrevo a afirmar que el destino de nuestra nación trasciende el ámbito electoral y radica en algo aún más profundo y determinante: la mentalidad de nuestra sociedad.
El presidente Gustavo Petro ataca constantemente la libertad económica, los mercados, los empresarios, el libre comercio y la libertad de prensa. Mientras tanto, los empresarios y líderes influyentes, en lugar de concentrarse en el cambio de mentalidad que necesitamos para enfrentar ese discurso, parecen estar distraídos únicamente por las elecciones regionales.
No pretendo minimizar la importancia de las elecciones regionales, sin duda, elegir mejor a quienes deciden muchos de los aspectos de cómo vivimos es importante. Pero en la situación actual de Colombia, lo más relevante es provocar un cambio de mentalidad para lograr un consenso a favor de la libertad.
Con la forma de pensar de la mayoría de los colombianos hoy en día, con su desconfianza hacia los mercados, el comercio y los empresarios, es posible que un candidato que defienda con vehemencia la libertad no ganaría. ¿Por qué? Porque es difícil ganar una elección hablando de lo que la gente no comprende.
Y aún si llegara a ganar, no podría implementar las políticas pro libertad que necesita Colombia, pues la gente rápidamente le exigiría que haga lo contrario. Esta ha sido la historia no solo de nuestro país, sino también de América Latina. Piense por un momento en la historia política de Argentina, o en los recientes sucesos de Chile y Ecuador. Ganar elecciones se convierte en un simple paliativo ante un desafío mucho mayor.
La riqueza de las naciones no depende solo de sus recursos, sino de la mentalidad y la cultura de sus habitantes. David Landes, profesor emérito de Harvard, destacó en su obra ‘La Riqueza y La Pobreza de las Naciones’ que las culturas que valoran la ética del trabajo, la acumulación de riqueza, la iniciativa empresarial y la búsqueda de oportunidades económicas suelen experimentar un mayor desarrollo.
Deirdre McCloskey, en su obra ‘Las Virtudes Burguesas’, sostiene que las virtudes asociadas con la burguesía, como la prudencia, la honestidad, la responsabilidad, la creatividad y la innovación, han sido fundamentales para el progreso económico y social. Según ella, las sociedades que valoran y promueven estas virtudes generan un ambiente propicio para la creación de riqueza y la mejora de las condiciones de vida.
El análisis de Landes y McCloskey implica que necesitamos fomentar una cultura que valore la ética del trabajo, la iniciativa empresarial, la responsabilidad, la honestidad, la creatividad y la innovación. Necesitamos cambiar nuestra mentalidad para darle más valor al comercio, a los empresarios y a los mercados como motores del progreso.
En Libertank estamos convencidos de que lo que realmente necesita Colombia no es un cambio político, sino un cambio cultural. Necesitamos una transformación de la mentalidad de nuestra gente, que permita crear un fuerte consenso en torno a las ideas de libertad económica. De esta manera, sin importar quién gobierne, las bases de la prosperidad se mantendrán firmes y seguras. Ese es el camino que debemos seguir para asegurar un futuro prometedor para todos los colombianos.