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Muchos dan por sentada la libertad económica, creen que se da de manera silvestre y que puede ser atacada todos los días sin que esto termine afectando la facilidad para hacer negocios. Otros buscan preservarla únicamente cada cuatro años cuando al verse amenazados por quienes han buscado históricamente destruirla deciden participar activamente en política electoral e invertir grandes sumas de dinero en las campañas.
Por otro lado, los enemigos de la libertad se aprovechan de esto para aplicar con éxito su estrategia, que sin duda es de largo plazo. Han entendido que para destruir la libertad hay que impactar la mentalidad de las personas, que esto se trata de una batalla cultural y que los cambios profundos en la forma de pensar de los ciudadanos solo se logra en largos periodos de tiempo, trabajando como hormigas sin rendirse, ni distraerse por los eventos coyunturales.
Con éxito desde hace varias décadas los promotores de las ideas anti liberales se han tomado la educación, empezando por los colegios los niños desde pequeños reciben formación anti, continúan en las universidades donde se aprovechan de las sensibilidades sociales de los estudiantes para convencerlos de ideas como la de que el capitalismo es responsable de la pobreza y la desigualdad, cuando la evidencia en realidad, demuestra lo contrario. No paran ahí, históricamente se han tomado los medios de difusión cultural: la música, el teatro, el cine y la televisión. Lo invito a revisar los guiones de las telenovelas en Latinoamérica para corroborar que en la mayoría el empresario es el villano y la única forma de enriquecerse no es trabajando duro y ahorrando, sino haciendo actividades poco éticas. Recientemente, se tomaron las redes sociales que están llenas de contenido anti liberal, anti empresa, y que promueve el odio de clases. Los enemigos de la libertad no se distraen con el corto plazo, tienen recursos, tiempo y paciencia para cambiar a la sociedad de abajo hacia arriba.
Dada mi labor como cofundador y director ejecutivo de un centro de pensamiento, tengo conversaciones todos los días con empresarios, y debo decir que lastimosamente la mayoría todavía piensa que la cosa no es con ellos. Creen que lo importante es el corto plazo. Debemos perderle el miedo a la estrategia del cambio cultural, que toma tiempo pero es la única efectiva para construir una mejor sociedad. Los países exitosos han logrado construir un consenso alrededor de la importancia de la economía de mercado como generadora de progreso, pero lo han hecho entendiendo dos cosas: primero, la libertad no es gratis, requiere esfuerzos económicos, intelectuales y trabajo intenso; segundo, y como decía Thomas Jefferson “el precio de la libertad es su eterna vigilancia” esto no es cuestión de despertarse cada cuatro años, o sólo cuando está amenazada ¡la libertad económica debemos cuidarla todos los días, sin descanso!
Señor empresario, no solo basta con pagar impuestos y dar empleo, usted también es responsable de que Colombia cuente con un clima de ideas favorable para que la economía crezca y superemos los problemas sociales. Usted no tiene tiempo para hacerlo todos los días, pero centros de pensamiento como Libertank, sí. Apóyenos para que mientras usted produce, nosotros nos encarguemos de que en Colombia lo dejen trabajar.