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La estabilidad del sistema eléctrico colombiano es vital para necesidades básicas de las personas y para que la sociedad pueda funcionar de manera eficiente y sostenible. Nuestros hogares, hospitales y escuelas; la operación de empresas, de sistemas de transporte, de telecomunicaciones o los servicios de emergencia, dependen en gran medida de esa estabilidad; al tiempo que es indispensable para la transición hacia fuentes de energía renovable.
Son múltiples los factores que inciden en la estabilidad del sector, así como los actores responsables de encontrar alternativas para garantizarla. La realidad hoy es que el sector se encuentra inmerso en una coyuntura compleja que demanda atención urgente y soluciones efectivas de parte de todos los involucrados.
La tasa de cambio volátil, la inflación y las restricciones logísticas que han ejercido presión sobre los costos de generación, sumados a la demora en el ingreso de 4.000 megavatios que el sistema esperaba hace más de dos años, han generado una escasez de energía que no puede ser pasada por alto; y que se acentúa con los problemas de liquidez de algunos agentes, debidos entre otras razones, a considerables montos adeudados por concepto de la opción tarifaria. A esto se suma la reducción de caudales y el aumento del precio de la energía en la bolsa, fruto del inicio del fenómeno El Niño que se intensificará a partir de diciembre.
Para este panorama no existe una solución mágica y única. Desde las generadoras hídricas buscamos aportar a la solución y hemos puesto sobre la mesa propuestas como ofrecer a las distribuidoras contratos asociados a los excedentes netos en bolsa, a un costo reducido, para disminuir su exposición a la volatilidad de precios, propia de esta coyuntura.
Es necesario abordar también el estrés financiero que afecta a algunos agentes. Desde Isagen, en conjunto con Acolgen hemos planteado la inyección de recursos del presupuesto nacional para aliviar los saldos pendientes por la opción tarifaria, la posibilidad de establecer un esquema de financiación respaldado por la Nación para las compras de energía de las distribuidoras más expuestas y desde luego, la importancia del respaldo institucional para impulsar proyectos de transmisión y generación rezagados y garantizar así la indispensable estabilidad del sector.
Isagen no ha sido ajeno a estos desafíos sectoriales, firmando acuerdos el año pasado con las empresas mayoristas que atienden mercado regulado y que representaron descuentos por más de $300 mil millones a la fecha, para aliviar el impacto en las tarifas.
Otra de las propuestas que se puede sacar adelante, y que le apunta directamente a los objetivos que busca el Gobierno Nacional, es la contribución obligatoria sobre los ingresos extraordinarios del precio en bolsa, para destinarlos a subsidiar componentes de la tarifa final, especialmente para los usuarios más vulnerables. Algunos actores hemos sugerido a su vez, titularizar un porcentaje de la tarifa futura de los distribuidores emitiendo, unos bonos de deuda respaldados por el Gobierno Nacional. Esta alternativa, que ha funcionado en otros países, no tendría un impacto fiscal significativo, proporcionaría liquidez y permitiría solucionar un problema estructural que nos ha perseguido por décadas.
En conclusión, la coyuntura en el sector eléctrico exige un enfoque integral y la colaboración de todos los actores involucrados. Nuestra invitación es a construir conjuntamente soluciones que aborden la situación y, al mismo tiempo, fomenten el desarrollo y la expansión eléctrica necesaria para satisfacer la creciente demanda y hacer frente a desafíos climáticos cada vez más extremos. Es momento de actuar de manera decidida y construir un futuro energético más sólido y sostenible para todos.