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Han pasado apenas unos años desde que el término “Web 3” comenzara a resonar con mayor frecuencia, marcando así el inicio de una nueva fase en la evolución del internet, y en la actualidad, ya podemos observar algunos avances significativos en este ámbito. Acuñado inicialmente en 2014 por Gavin Wood, cofundador de la plataforma de código abierta Ethereum, Web 3 es un término utilizado para referirnos a la próxima iteración del internet como lo conocemos. Un internet controlado principalmente por sus usuarios y soportado por la tecnología Blockchain. Pero para comprender mejor de que se trata, es importante entender su historia y que vino antes.
Web 1, por ejemplo, se refiere a los primeros esbozos del internet, ese que se utilizaba en la década de los años 90 hacia 2000. Principalmente para intercambiar información estática y de texto, en correos electrónicos, participación en foros y chats comunitarios con navegadores simples donde aún no habíamos visto una explosión ni del comercio electrónico ni del mercadeo digital.
Luego vimos la llegada de Web 2, también conocida como la web social, la cual marcó una evolución significativa en las dos décadas posteriores al 2000. Este período se caracterizó por un internet más dinámico, enfocado en las aplicaciones y los usuarios. Con el surgimiento y la expansión de sitios y plataformas sociales como Wikipedia, Facebook, YouTube o Amazon, experimentamos una interacción colaborativa sin precedentes y un crecimiento exponencial del comercio electrónico y del marketing digital. También vimos como muchas de estas empresas, que se han vuelto omnipresentes, han monetizado sus ingresos mediante el aprovechamiento y la utilización de los datos de los usuarios, lo que ha contribuido a cierta ‘centralización’ del internet y a la pérdida de la privacidad.
Ahora estamos en la transición hacia Web 3, y digo la transición porque aun no hemos llegado del todo ahí. Sin embargo, ya estamos presenciando varios elementos característicos de esta. Un internet principalmente basado en el Blockchain y que facilita el registro de transacciones, con el uso de Contratos Inteligentes, que quiere decir programas que se ejecutan automáticamente cuando ciertas condiciones son cumplidas, y donde también existen bienes digitales y tokens. Esto incluye desde NFT, criptomonedas, y Cbdc o monedas digitales de bancos centrales. En esencia, Web 3 devuelve el poder a los usuarios, con aplicaciones de código abierto u ‘open-source’ que permiten a los usuarios no solo colaborar sino rescribir las aplicaciones e impactar el uso de estas.
Pero veamos algunos ejemplos concretos y prácticos de Web 3 hoy:
• UniSwap: un Exchange descentralizado para intercambiar criptomonedas en el blockchain de Ethereum mediante el uso de contratos inteligentes. Actualmente transaccionando US$780 millones al día.
• Después de adquirir el estudio de Web 3 Rtfkt, Nike creó .Swoosh, una plataforma habilitada en Web 3 que permite a sus miembros conocer, coleccionar, y eventualmente cocrear bienes digitales y transaccionarlos.
• Brave u Orion son dos navegadores de Web 3 que permiten una experiencia segura mientras se conectan a recursos y aplicaciones descentralizadas.
• OpenSea: permite comprar, vender y coleccionar NFT . A la fecha con un volumen total acumulado en transacciones superior a los $37 billones de dólares desde su entrada en operación hace seis años.
Otro segmento interesante donde se potencia el desarrollo de esta Web es el segmento gaming. Es por eso por lo que el número de usuarios de videojuegos en Web 3 incrementó en 60% en el último año y el mercado global de bienes digitales tokenizados experimentó un crecimiento de 23% según datos de McKinsey. Ahora bien, no todo es positivo, hay riesgos aún en el desarrollo de Web3, con proyectos fraudulentos y explotaciones financieras hemos visto como los startups basados en Web 3 han tenido una baja tasa de inversión en los últimos 12 meses. Pasaron de levantar capital avaluado en US$16 billones en 2022 a solo US$4 billones en 2023, 76% de declive de acuerdo con cifras de Crunchbase.
Al final, la Web 3 representa un cambio fundamental hacia la confianza y la interoperabilidad entre las industrias digitalizadas. Esto implica una colaboración más estrecha entre diversos sistemas y organizaciones, respaldada por transacciones verificables en el Blockchain. Si bien Web 3 promete empoderar a los usuarios al permitirles ser dueños de su propia información y utilizarla para contenidos, transacciones y datos, aún queda por ver si las grandes compañías que actualmente dominan el internet estarán dispuestas a ceder parte de su control para permitir esta tan anhelada descentralización.