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La política energética debe ser el pilar fundamental para la reactivación económica, así como para la sostenibilidad y el abastecimiento durante este tiempo de crisis y la pospandemia. El desarrollo de los Yacimientos No Convencionales es una decisión de país, y es trascendental que como sociedad le demos la oportunidad a los Proyectos Piloto de Investigación Integral (PPII) con todos los protocolos establecidos por el Gobierno de acuerdo con el Decreto 320, y podamos tomar decisiones basadas en la ciencia y la ingeniería, y no en argumentos sin rigor como se pretende por parte de quienes defienden causas populistas.
El país ha dado los pasos necesarios para adelantar las etapas que se han definido acertadamente por la Comisión de Expertos y acatadas por el Gobierno para el desarrollo de los PPII, y las razones infundadas por los detractores de la industria petrolera, quienes pretenden de manera mediática, generar temores injustificados, tienen únicamente el asidero que les da el influenciar a la comunidad y a sus dirigentes aprovechando el desconocimiento.
Los PPII se constituyen como la única manera de reunir la mayor información técnica y científica sobre una eventual exploración y explotación de petróleo y gas, y de esta manera generar la confianza que tanto necesita la ciudadanía, ya que de acuerdo con el Decreto se creará un Centro de Transparencia encargado de recopilar y divulgar información relacionada con su desarrollo, además de monitorear en tiempo real la operación y su eventual impacto sobre el medio ambiente, la sismicidad, los acuíferos, la salud y las comunidades, y por supuesto el resultado en términos de potencial de producción y viabilidad económica del proyecto.
Los profesionales de las ciencias de la tierra, incluyendo a geólogos, ingenieros de petróleos y sus especialidades, que se preparan en Colombia desde hace más de 60 años, tenemos la responsabilidad de evaluar y estandarizar las mejores prácticas extractivas que permitan el uso de tecnologías limpias y de mínimo impacto.
El país debe entender que para una sabia decisión sobre estos temas debe despojarse de preconcepciones sobre el interés que nos mueve a defender esta industria, y confiar en que de manera ética la consideramos sostenible, si se realiza su desarrollo de forma responsable y bien hecha. Al final todo debe recaer en la mejor decisión para todos, lograda de manera colectiva a través del diálogo, el entendimiento y la cooperación.
La importancia de esta decisión radica en que se está definiendo el futuro de nuestros descendientes. El país no aguanta el tener que importar hidrocarburos costosos con el impacto altamente negativo sobre la economía. La industria petrolera colombiana ha permitido, a través de sus ingresos a la Nación, elevar la calidad de vida de los habitantes y propender por un país en crecimiento constante.
Desde Acipet hacemos un llamado para apoyarnos en la ciencia y el conocimiento técnico, y de esta manera contar con los insumos necesarios en la toma de una decisión tan importante para el futuro del país y del bien nacional. Confiamos que desde los sectores y las instituciones responsables se tomará una decisión basada en argumentos reales.