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El más reciente fallo de la Corte Constitucional sobre la reforma al Estatuto Orgánico de Bogotá pone en evidencia algo que para algunos hace tiempo salta a la vista: A Claudia López le estorba la democracia.
El año pasado fue sancionada la Ley 2116 que reforma el Decreto Ley 1421 del 93, ese Decreto es algo así como la Constitución de Bogotá. Si bien, es urgente hacer reformas de fondo a esa norma y actualizar el diseño institucional de la ciudad, lo que aprobó el Congreso fue una “manoseada” redactada e impulsada por los alfiles de Claudia López en la Cámara; y que en últimas, lo único que consiguió fue darle aún más poder al ya muy poderoso Alcalde Mayor.
Uno de los artículos modificados venía con un “mico” para balcanizar las localidades de Bogotá, el parágrafo transitorio dice: “La delimitación de las localidades será la que se definida mediante el acto administrativo que adopte el Plan de Ordenamiento Territorial.”
O los legisladores que escribieron este texto no saben en dónde están parados, o actuaron de mala fé para hacerle realidad el capricho a Claudia López. La división político administrativa no es un asunto de ordenamiento territorial, los límites de un territorio corresponden a un devenir histórico, a unos arraigos y en últimas a las decisiones de sus habitantes, no se definen en la oficina de la secretaría de Planeación, como quién reparte un pastel de cumpleaños en partes iguales.
La reforma al estatuto se da en el Congreso casi en el mismo momento que se discutía el POT en el Concejo de Bogotá, y el “mico” fue la excusa perfecta para enlazar el cambio en las localidades con el POT, esto quedó explícito en el artículo 1O del texto radicado ante el Cabildo:
Artículo 10. Delimitación de localidades. En aplicación del parágrafo transitorio del artículo 6 de la Ley 2116 de 2021, que modificó el artículo 62 del Decreto Ley 1421 de 1993, los límites de las localidades corresponderán con los límites de las Unidades de Planeamiento Local que se identifican en el Mapa n.º CG-2.2 “Unidades de Planeamiento Local”.
Modificar las localidades no es una pelea fácil, decirles a los bogotanos que la localidad en donde nacieron y crecieron va a desaparecer por decisión de un mandatario fugaz es todo menos una buena noticia, pero además, es un golpe demoledor para muchos Concejales, especialmente para quienes hacen política al lado de los ediles. Un inminente aumento en el número ediles, podríamos pasar de 184 a más de 230, implica un aumento enorme en las dosis de “cariño” que los Concejales entregan en campaña. Es por eso que Claudia López quiso meternos este golazo a los bogotanos y hacer su modificación de la manera más subrepticia posible.
La Corte en buena hora se pronunció y le dio exequibilidad condicionada al parágrafo demandado; si bien, el fallo afirma que se no viola el Artículo 322 de la Constitución, agrega: “...en el entendido que cuando el Plan de Ordenamiento Territorial sea expedido por Decreto, no se puede incorporar la delimitación territorial de las localidades del Distrito Capital”.
Claudia López sabía a la perfección lo que estaba proponiendo y también sabía muy bien lo que estaba decretando el 29 de diciembre del 2021 cuando, en un acto autoritario e irresponsable, promulgó un POT incompleto, inconsulto e inconveniente. La alcaldesa se la jugó, asumió el riesgo y perdió. Por ahora las localidades de Bogotá se quedan como están.