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El colapso de las organizaciones multilaterales parece inminente, vienen cosechando fracasos a un ritmo tan acelerado que hasta pareciera a propósito. Se están quedando paralizadas, ineficientes y anacrónicas ante un mundo que está cambiando a un ritmo frenético, Últimamente he llegado al punto de dejar de ver series o películas en las plataformas de streaming. En su lugar, prefiero seguir el acontecer internacional a través de una combinación de noticieros nacionales e internacionales y de la prensa. Dado el ritmo acelerado al que suceden los eventos, apenas es posible analizar los movimientos y las situaciones que marcan el mundo en este momento: las reuniones de los Brics y el G7, los ejercicios militares conjuntos entre Rusia y Corea del Norte, la presencia de la armada china en el estrecho de Taiwán, la invasión de Rusia a Ucrania, y las maniobras cerca de Alaska entre Rusia y China. Además, está la defensa que sostiene Israel frente a la liga árabe, entre otros conflictos.
Sin contar con los conflictos menos visibles que se dan en el comercio y la ciberseguridad, existe una lucha constante entre agendas globalistas y progresistas, contra aquellos que se consideran patriotas, republicanos, o defensores del libre mercado. Este panorama resulta más intrigante y relevante en la actualidad.
El mundo se está dividiendo en dos bloques ideológicos, económicos y geopolíticos, mientras las organizaciones multilaterales, saturadas de burocracia, apenas logran emitir algún comunicado. Su debilidad no solo se manifiesta en su incapacidad para proteger a los ciudadanos de los países miembros, sino que, en muchos casos, han mostrado una preocupante permisividad y, a veces, han tomado partido por los regímenes autoritarios que proliferan hoy en día, casi como una pandemia.
Un ejemplo es la invasión de Rusia a Ucrania, que comenzó con la anexión de Crimea hace diez años y se ha intensificado con la amenaza de anexar la parte oriental y casi la mitad del territorio restante de Ucrania. Esto ha conllevado vejámenes a la población civil y desplazamientos significativos, mientras que las organizaciones multilaterales, como la ONU, apenas se pronuncian. Sin embargo, cuando se trata de Israel, que está en una operación de rescate de sus ciudadanos secuestrados, estas mismas organizaciones lo hacen de manera enérgica.
Además, la semana pasada se reveló que la Fpnul (Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en Líbano) prácticamente convive con Hezbolá, y que la Unrwa (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo) que tiene la responsabilidad de mantener la paz en la región desde 1950, no solo está infiltrada por Hezbolá, sino que algunos de sus miembros activos participaron en los ataques a Israel perpetrados por Hamás el 7 de octubre de 2023. Esto hace que estas organizaciones pierdan toda autoridad moral, ya que decidieron politizarse y adoptar una tendencia ideológica que, sea cual sea, se opone claramente a los valores occidentales.
Recordemos cuando la explosión de ONGs llegó a Colombia, todas defendiendo un único lado de la historia. Hoy, muchas de ellas han perdido credibilidad al revelarse su sesgo ideológico y político, lo que contradice el noble propósito que supuestamente persiguen. En realidad, se han convertido en un negocio que beneficia a ciertos ideólogos o, simplemente, a mercaderes de los derechos de las minorías.
La solicitud de Turquía la semana pasada ante la ONU de pedir un embargo de armas y municiones a Israel es prueba de esto. ¿Por qué no se pide lo mismo a Rusia por ejemplo? ¿Si los dos conflictos son los que hoy acaparan la atención mundial? Ambos generan muertes, desplazamientos y sufrimiento.
El mundo se está reacomodando, las multilaterales van a acabarse muchas de ellas con la llegada de Trump al poder en USA, porque simplemente sus miembros ya están divididos al interior en bloques, haciendo que estas se vuelvan un gasto y no una inversión para sus miembros.
Hoy en día, tiene más sentido que nunca que los países formen bloques basados en afinidades ideológicas, económicas y en general en lo que tienen en común, para enfrentar los rápidos cambios globales. Pertenecer a un G7 o a los Brics, se convierte en una estrategia más efectiva. Cada uno de estos grupos irá creando alianzas que les permitan sentirse más cómodos y obtener beneficios de manera más ágil, en contraste con los procesos más lentos de organizaciones como la ONU, OEA, OMC, Pnuma y FAO.
La FAO por ejemplo claramente falló en su misión de acabar con el hambre en el mundo. Aunque la meta es para el 2030, démosle estos seis años para que lo logren para no anticiparnos, sin embargo, hoy cualquier espontáneo, va a preferir que todo ese dinero que cuesta la burocracia mundial de esa entidad se convierte en mercados de comida equivalentes y sean enviados a los campamentos donde hoy mueren miles de personas al día por inanición. Cuando fue creada en 1.945 la inseguridad alimentaria era de 50% de la población mundial, hoy aunque es de 10% debido al aumento de la población, ese 10% sigue siendo la misma cantidad de personas, cercana a los 1.000 millones de personas que padecen hambre en el mundo Y con la mala hora de las multilaterales, la creación de bloques, la inestabilidad política, la guerra comercial, los desplazamientos, “mala tos le siento al perro”.
Con todo lo anterior y centrados en nuestra querida Colombia: El mundo en términos absolutos nunca ha estado en paz total, y salvo la época de la guerra fría, que precisamente como su nombre lo indica, no puede llamarse paz, hay que tener cuidado con lo que viene pasando en los últimos 100 años y cuando un país no se prepara para la defensa como es el caso de Colombia, donde somos muy feroces para atacarnos entre nosotros, pero bien blandos y poco estratégicos hacia afuera, mucho menos se podría considerar la conquista territorial como lo hacen las superpotencias. Espero que no estemos ante la amenaza de un ataque. Colombia debe definir su rumbo, ya que el mayor riesgo en la actualidad es quedar aislada en un mundo de bloques. Con su abundancia en recursos naturales, minerales e hídricos, su biodiversidad-la segunda más rica del mundo-y su posición geoestratégica, Colombia avanza desprotegida como una pequeña Gacela en Serengueti, rodeada de grandes depredadores!