Analistas 15/02/2025

El futuro de las remesas en Colombia

Carlos David Alape Gamez
Economista y candidato a magíster en Economía Aplicada Universidad de los Andes

En las últimas semanas, las relaciones internacionales se han visto tensionadas en diversas economías debido a las recientes decisiones de Estados Unidos en materia migratoria y de comercio internacional. Por un lado, las repatriaciones masivas de más de 13 millones de indocumentados; por otro, la amenaza de incrementos arancelarios de 25% para México y Canadá, y de 10% para China, generan importantes interrogantes. Primero, ¿Cómo se comportará el crecimiento económico de la economía estadounidense y de aquellas cuyos costos asociados a la comercialización exterior aumentarán? Segundo, ¿Cómo impactará la repatriación de este gran número de migrantes en el ingreso por remesas en la economía colombiana? Sobre este último punto, compartiré mi opinión.

Según las cifras del Banco de la República sobre el ingreso de remesas por país de origen, entre el tercer trimestre de 2014 y 2024, los envíos a Colombia pasaron de US$1.005 millones a US$3.053 millones, lo que representa un crecimiento nominal de 204%. Desagregando este crecimiento, se observa que, en la última década, las remesas han provenido principalmente de Estados Unidos, con un promedio de US$938 millones anuales, seguido por España, con aproximadamente US$287 millones. Luego, se encuentran Chile, con un promedio de US$89 millones, y el Reino Unido, con US$53 millones. Mientras tanto, la suma de los demás países del mundo ha representado alrededor de US$518 millones.

Al analizar los tres principales países emisores de remesas, el caso de Estados Unidos destaca particularmente: su participación relativa pasó de 42% en 2014 a 53,3% en 2024. En contraste, España, que en 2014 representaba 21% del total, redujo su participación a 16,5% en 2024. Un dato interesante es que, aunque la participación relativa de España ha disminuido, este efecto se ha visto compensado por un aumento en Chile, que pasó de 3,6% en 2014 a 3,8% en 2024, y en el Reino Unido, cuya participación creció de 2,6% a 3,7% en el mismo periodo. Finalmente, cabe destacar que la participación de los demás países ha mostrado un descenso, pasando de 30,9% en 2014 a 22,2% en 2024.

Es de esperar, entonces, que el futuro de las remesas hacia Colombia se vea afectado, ya que muchos de los colombianos deportados probablemente enviaban una parte significativa de estos recursos. Analizar este fenómeno es relevante, pues las remesas representan una fuente crucial de ingresos en dólares para el país, superando incluso el valor de las importaciones de café por parte de Estados Unidos. Mientras que estas últimas generan cerca de US$2.000 millones para la economía colombiana, las remesas alcanzaron un total de US$3.053 millones en el tercer trimestre de 2024. Si la tendencia a la reducción de estos envíos persiste, el déficit en la cuenta corriente podría ampliarse, ejerciendo presión sobre la tasa de cambio y generando efectos adversos en sectores que dependen de la estabilidad del dólar.

Estos cambios en la composición y el volumen de las remesas reflejan no solo la dinámica migratoria de la última década, sino también la vulnerabilidad de la economía colombiana ante decisiones externas, como las políticas migratorias de Estados Unidos. La posible reducción en el flujo de remesas podría afectar el consumo de miles de familias que dependen de estos ingresos, con implicaciones en la demanda interna y, en última instancia, en el crecimiento económico del país. Frente a este panorama, surge una pregunta clave: ¿Está Colombia preparada para enfrentar el impacto de una posible disminución en el ingreso de remesas y mitigar sus efectos en la economía y el bienestar de la población?