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Sin dudas, uno de los más grandes problemas que enfrenta el mundo actual es la complejidad en todos los campos, haciendo que pocos entiendan lo que se pretende y debe hacer. Para muestra basta citar lo que está sucediendo en el desgobierno colombiano, que cada día parece enreda más las cosas y pocos lo entienden.
No es secreto que la gran cantidad de teorías y enfoques en el marketing, y en casi todo, han sido y son responsables del estado actual de las cosas, haciendo de lo complejo lo común, olvidándose de lo simple, sencillo y de beneficio real, que con un mundo enmarcado por lo digital, lleno de términos y palabras que no se entienden y tergiversan los contenidos, hacen que la complejidad reine.
El apetito por el poder de una parte, y el afán de crecer y de ganancias monetarias de otra (codicia), se han apoderado de quienes tienen a cargo la administración y dirección de lo que supuestamente se debe hacer para generar un mejor nivel de vida para la sociedad.
Además, la gran cantidad de teorías administrativas y enfoques de mercadeo han cargado con parte de la responsabilidad, desconociendo lo sugerido por personajes como Drucker y Levitt entre otros, haciendo que no pocos cayeran en prácticas que no eran ni son las más convenientes para mercados de alta competencia, y menos en medio de una globalización que requiere acciones rápidas y efectivas.
Las políticas y propuestas equivocadas, mal presentadas, la diversificación mal entendida, los análisis excesivos y sin suficiente profundidad como parece haber ocurrido con las EPS intervenidas, han servido para que los procesos cada vez se fueran convirtiendo en actividades muy complejas, cayendo la mayoría de las veces en resultados que han demostrado ser fatídicos en los plazos mediano y largo.
Los mercados cada vez se notan más confundidos, sin confianza, sin lealtad ni razones para que ella se dé, y las organizaciones siguen cayendo en el mundo de la complejidad como si fuera ella la solución.
John Mariotti en el libro “The Complexity Crisis” hace un detallado análisis de esta crisis que tiene al mundo asustado y perplejo por los resultados que se están apreciando. Y como afirma el autor, “lo peor del caso es que la mayoría de las organizaciones parecen no haber entendido que ellas mismas han creado la crisis”.
Las neurociencias aplicadas al mercadeo han comprobado y demostrado que la mente humana se resiste a aceptar tanto enredo, prefiriendo y deseando lo sencillo y simple. Investigaciones adelantadas por científicos y expertos han corroborado que esa complejidad que se aprecia no es nada bueno ni aconsejable, y que quien sea líder en hacer las cosas más sencillas eliminando tanto de lo que no es bueno, será el gran ganador. “El entendimiento de los factores y elementos que conducen al logro de metas y objetivos de éxito es esencial; pero igual de importante es conocer y comprender los obstáculos”, dice Mariotti.
Hace bastante tiempo que en mercadeo hemos dicho que hay que eliminar ofertas, productos, procesos, marcas, extensiones de línea, etc., que no sean adecuados; pero también hay que seleccionar los mercados (clientes internos y externos) que sean correctos y para beneficio de todos. Y para ello hay que dejar de pensar con el corazón y entender lo que son y cómo se comportan las personas.