MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Desde la aparición del llamado marketing digital y con fuerza, se ha incrementado bastante el uso de términos y palabras nuevas que complican la comprensión de la comunicación mercadológica, que suficiente tiene con la falta de contenidos reales y estimuladores de acción que se aprecian en la web, la publicidad y otros medios. Con el uso de nombres raros, palabras nuevas unas e inventadas otras, iniciales que pocos entienden, exceso de humor y más, lo que se logra no es otra cosa que confusión mental en los mercados, complicando el desarrollo de los procesos para su formación y mantenimiento.
Razón tenían quienes desde hace años llamaron la atención acerca de la complejidad que se estaba y está presentando con tanto enredo generado por lo que se observa en el proceso de las comunicaciones.
Cada vez se ve con mayor claridad cómo se está atentando contra lo simple y claro, abriendo más puertas a la crisis de la complejidad. Pareciera que no se ha entendido lo que muchos han opinado y llevó a Jack Trout a escribir “El poder de lo simple” y a John Mariotti “The Complexity Crisis”, entre otros.
Hacer creer que existen tantos mercadeos haciendo de los enfoques teorías diferentes sin aclarar ni explicar que se trata de maneras de actuar para aplicarlo. Discutir sobre si lo que se plantea como acción por implementar es una táctica o una estrategia, o si lo que se desea lograr es una meta o un objetivo, como también las discusiones sobre los llamados BTL y ATL (del inglés below the line y above the line) no hace sino retardar el período de comprensión primero y análisis luego, favoreciendo con ello a la competencia por la inactividad generada, demostrando la inutilidad de los procesos de planeación que muchos adelantan hoy, alentados por modelos académicos con tantos nombres raros y complejos. Por eso se ha hablado de la inutilidad del mercadeo en tantos casos y se ha llegado a vivir lo que en algunas partes se está apreciando como es la supresión de áreas del marketing parea entregar el desarrollo del mismo a áreas que desarrollan actividades propicias de él.
Lo que está sucediendo con esa forma de comunicar, hace que se recuerde lo que en 1998 The Wall Street Journal creó y llamó “bingo de palabras de moda” (buzzword bingo, que luego se denominó bullshit bingo), y a lo que en los años 50 Robert Gunning bautizó como “El índice de Niebla”, para determinar la facilidad o complejidad de lectura y comprensión de las cosas en función del número de palabras y su dificultad, el número de ideas completas y la longitud media de frases y palabras.
Cada vez más se aprecia más cómo gente de mercadeo se está acostumbrando a descrestar con el uso de palabras y términos raros, que suenen fuerte, modelos complejos y gráficos poco entendibles. Y es triste ver que el fenómeno se extiende a muchos otros campos.
Lo nuevo tiene que ser “bautizado”, pero con palabras y explicaciones sencillas, entendibles y lógicas, si se quiere. Lo que se requiere es entender los conceptos y evitar las complicaciones.
Definitivamente, parece ser cierto aquello que un gurú dijo cuando alguien le preguntó por una de esas palabras raras: “ah, ese debe ser un término que se inventó alguien para dictar conferencias explicándolo”.
Como diría Rigo: “qué galimatías tan berraco”.