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La incertidumbre y los temores de las últimas semanas han revolucionado el mundo entero, haciendo que los humanos comencemos a pensar casi que sobre una nueva forma de vida, y pareciera que se hubiera despertado un inusitado sentimiento hacia tratar de encontrar una mejor manera de convivir con los demás, haciendo pensar con una visión más humanitaria.
El mercadeo siempre ha sido una disciplina organizacional para generar y mantener mercados, es decir clientes, quienes deben ser educados para observar un comportamiento acorde con las expectativas y objetivos de las organizaciones, en todos los campos, por lo que implica una responsabilidad social como ninguna otra área organizacional tiene, debido a que, como expresaba una de las tantas definiciones que del marketing se han dado, tiene bajo su responsabilidad la organización, producción distribución y consumo de bienes, servicios e ideas, tanto para clientes internos como externos, ofreciendo productos, ideas, actitudes, actividades, etc. para satisfacer necesidades y/o deseos de los seres humanos, siendo por lo tanto responsable de mucho de lo que sucede en el mundo.
La American Marketing Association define responsabilidad social como “la preocupación por las consecuencias éticas de los actos de las personas o instituciones por lo que puedan afectar los intereses de otros”, y agrega que, “la responsabilidad social corporativa considera seriamente el impacto de las acciones y de las operaciones de las empresas, de manera que las necesidades lucrativas a corto plazo se equilibren con las de largo plazo de la sociedad con el fin de asegurar la supervivencia de ambas en el largo plazo”. Específicamente sobre lo que compete al marketing, dice que “es obligación de las organizaciones (áreas) de mercadeo no causar daño al ambiente social, y donde sea posible, usar las herramientas y los recursos con los que cuenta para mejorarlo”, agregando que “también se conoce como mercadeo societario o para la sociedad, que hace que se confunda con el mercadeo social”. (Dictionary of Marketing Terms, American Marketing Association, 1995).
De lo anterior se puede concluir que esta situación dará como resultado muchas cosas nuevas sobre la manera de vivir, y al mercadeo le recae una gran responsabilidad, y sin desconocer que ha habido falta de “mercadear el mercadeo”, es hora de asumir el rol que le corresponde como formador de comportamientos en la sociedad.
El contacto permanente, bidireccional, por los medios de los que se dispone (digitales, tradicionales, etc.) es algo que no debe suspenderse y que, dadas las circunstancias actuales, debe incrementarse, conscientes de que algunos desaparecerán y las condiciones socio económicas no serán las mismas, y que el mercadeo no hace milagros.
Como se lee en la fábula de ‘El anillo del Rey’, “esto también pasará”, o como dice el refrán popular, “no hay mal que dure 100 años”.
El mercadeo busca una rentabilidad, que no es solamente económica, sino también, y muy importante, de ganancia de nivel de vida para todos, y para ello hay que saber hacer las cosas de una manera tal que todos, sin excepción, sean beneficiados; pero para ello, hay que educar, hay que ser sinceros, y hay que entender con claridad lo que significa hacer parte de una sociedad, que está conformada por seres humanos, que son quienes la mueven de verdad y quienes sufren las consecuencias de lo que está pasando.