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A pesar de la pandemia, 2020 se ha ido “consumiendo” con rapidez, para usar términos mercadológicos, y a pesar del cansancio que muchos manifiestan sentir por los encierros a los que la mayoría se ha visto sometida, el futuro se mira con optimismo y, casi todo el mundo se prepara para las fiestas de Navidad y año nuevo (o viejo según se mire), las cuales sin duda serán celebradas de forma diferente a las tradicionales, porque las circunstancias así lo exigen: los temores, de una parte, y la situación económica, de otra, principalmente, hacen que la gente de mercadeo deba considerar las variables acorde con la realidad.
Las investigaciones y los analistas han predicho que aunque el comercio electrónico ha sido una gran ganador del presente atípico año, el regreso a los almacenes ya ha comenzado a sentirse con fuerza, esperándose que durante la temporada de mayor nivel de compras se dé una gran afluencia de público en todos los sitios, pero que el comercio debe estar preparado para ello teniendo en cuenta varios factores, tres como esenciales para recuperar, si puede usarse el término, lo que no se ha podido hacer durante los meses que no se ha tenido “vida de manera normal”: tecnología, precio y personal, sin que sea ese el orden de importancia, ya que como siempre se ha dicho, la relevancia de las variables es eso, variable, según el estado de la demanda y las circunstancias bajo las cuales se toman las decisiones.
La gente quiere volver a ver en persona, aunque lo haya hecho por internet, lo que se ofrece; además, sentirse gente, de carne y hueso, hablando con personas, que siempre ha sido, es y seguirá siendo de mucha importancia y valoración.
La tecnología, que tanto ha evolucionado en los últimos tiempos, es de suma importancia para los mercados, pero siempre facilitando las operaciones en lugar de complicarlas. Y para ello hay que educar tanto a los clientes internos como externos, con el fin de que la actividad se desarrolle ágil y efectivamente, siendo una de las mayores expectativas que se han encontrado.
Los precios, como es de suponerse, seguirán siendo de las variables que más han de influir en los procesos psicológicos de toma de decisiones, y con mayor razón y fundamento después de lo que se ha vivido. La situación de los mercados, por motivos de todos conocidos, no es la mejor desde el punto de vista económico, y aunque las investigaciones dejan claro que la gente quiere celebrar como siempre, el cuidado del bolsillo, como se dice, será de gran impacto en las decisiones.
El personal será valorado como nunca antes por preparación, espíritu de servicio, y cantidad, pues los temores, las medidas de seguridad, y las normas establecidas, hacen necesaria una gran inducción y disposición de quienes forman parte de las organizaciones, para que el servicio al cliente se destaque como nunca antes; y que sea natural, no fingido, para lo cual se requiere de un proceso de selección adecuado.
Y los anteriores se basan en las comunicaciones y la forma como se hagan. La publicidad y las promociones continuarán siendo la base de acción, para lo cual el contenido, los medios utilizados, la sencillez y claridad de los mensajes y el tiempo, serán fundamentales para lograr la respuesta de los mercados.
¿Qué es lo principal? La mejor respuesta que en el marketing se tiene para casi todos los cuestionamientos que se hacen es simple: ¡depende! Por eso son variables.