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Querido Alberto, que pesar que te nos fuiste tan rápido. Nuestra sociedad pierde a un gran ser humano y a un valioso profesional. Tuve la fortuna de ser su amigo y de su esposa desde los años de estudiantes en la Facultad de Derecho de la Universidad Pontificia Bolivariana en Medellín.
Alberto era una persona comprometida con todo lo que hacía, empezando por ese hogar maravilloso que formó junto a Clarita su esposa y Simón y Ana sus hijos, quienes extrañarán su compañía, sus conversaciones interesantes, su sabio consejo, su permanente preocupación por el cuidado de su vida familiar en medio de sus viajes y obligaciones, su amor por la naturaleza.
Su compromiso y entrega con la transformación económica y social y el desarrollo del país, de Antioquia y de Medellín eran únicos, inquebrantables, intachables y decididos.
Tenía una facilidad de comunicación que sobresalía y ponía al servicio de su causa y razón de ser en su vida como lo fueron el fortalecimiento y la evolución positiva de las relaciones laborales entre empresas, empleados y sindicatos, basados en la confianza, los argumentos serios, el respeto, la responsabilidad, la sensibilidad y las buenas maneras. Prueba de ello fue su brillante y fructífero trabajo ininterrumpido por más treinta años como Vicepresidente de Asuntos Jurídicos y Sociales de la Andi.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Ginebra, donde se desempeñó como representante de Colombia y Latinoamérica, valoró y reconoció tanto su labor como la trascendencia y significado de sus aportes en la búsqueda de un mundo mejor para todos.
Como empresario era innovador, creativo y con una clara visión global y de futuro; como funcionario y empleado su desempeño fue sobresaliente, meritorio y comprometido; se destacó como un abogado ejemplar, estudioso y riguroso y un ciudadano a carta cabal con unas virtudes cívicas que hoy son escasas y que añoraremos; un amigo excepcional, que escuchaba y aconsejaba con acierto, con interés y afecto.
Que pesar que se nos fue Alberto, nos hará mucha falta, pero su legado permanecerá, siempre estará en nuestros corazones, por que nadie se muere cuando es recordado. Gracias, querido Alberto, por tanto y por todo.