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Y de Shanghái a Chancay fue el lema con él que se inauguró el mega puerto en el Pacífico peruano, evento al que tuve el honor de asistir por invitación de Cosco Shipping ,el accionista mayoritario de esta obra. Fue una ceremonia que hizo evidente la importancia que China le da a sus socios comerciales que han suscrito el protocolo de la Franja y la Ruta y de la importancia que para Perú tiene la China.
Esta importancia fue clara, dada la participación del presidente Xi Jinping (quien participó en directo desde el Palacio de Miraflores), del presidente del Ccitp, la agencia de promoción de inversión y comercio, los presidentes de las compañías CCC y de China Railway Construction, dos de las cinco grandes compañías de infraestructura de China, y una delegación de 200 empresarios.
Parecería desmedida la presencia de esa nómina para la inauguración de un puerto cuya inversión en su primera etapa fue de US$1.300 millones, pero tal vez se quería mandar el mensaje de la importancia que China le ha venido dando a su proyecto de la Franja y la Ruta, y así lo hicieron saber en sus intervenciones. Es un mensaje que Colombia debe tener muy en cuenta, ya que después del anuncio de la Cancillería de que se procedería a firmar dicho protocolo y de una visita de canciller Murillo a China, no se ha avanzado, y se anuncia que Colombia está “estudiando” el tema.
La inversión China en el Perú suma más de US$30.000 millones, y en materia de comercio China es el principal socio del Perú, con un comercio bilateral que vale más de US$36.000 millones, y que arroja un superávit comercial para el país suramericano superior a los US$13.000 millones. Estas cifras contrastan con las de Colombia, que exporta a China US$6.500 millones (principalmente hidrocarburos) e importa US$12.000 millones, para un déficit comercial cercano a los US$5.000 millones. Y no se trata de abandonar el mercado americano y debilitar esa fuerte relación con un aliado de muchos años, se trata de mirar al Pacífico y entrar a un mercado de 1.4000 millones de habitantes.
Ahora bien, se dieron otras informaciones importantes. Se anuncio el MOU suscrito entre los dos países para impulsar un proceso de industrialización que partiría de una Zona Económica Especial, que estaría ubicada en inmediaciones del puerto. La ley que crea estas Zonas Económicas Especiales con ventajas fiscales está terminando su trámite en el congreso peruano y se espera sea aprobada antes del fin de año. Con esta combinación de puerto y zona económica, Perú toma la delantera en los procesos de nearshoring, ya que también tiene vigentes TLC con EE.UU. y China.
El puerto, a su vez, les brindará una ventaja competitiva en costos de transporte a los productos peruanos que van a oriente, ya que las rutas navieras diseñadas vienen con parada en varios puertos latinoamericanos y se regresa en ruta directa a Shanghái, lo que lo convertirá en un importante hub logístico, quitándoles protagonismo en el océano Pacífico a los puertos de Chile, Ecuador y Colombia. Se suma a la competitividad que va a adquirir Perú la construcción de una línea férrea complementaria.
Quiero resaltar la intervención del alcalde de Chancay, que es una población con muchas necesidades, quien afirmó que “los chancaianos no bloqueamos, ayudamos a construir de la mano de la inversión extranjera”. El puerto no solo es una gran obra, sino una gran enseñanza para Colombia que está en mora de mirar seriamente hacia el oriente.