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El fortalecimiento del peso con respecto al dólar obliga a una reflexión, no a predecir su valor, ya que razón tenía el exministro J.C Echeverri cuando afirmaba que existían dos tipos de estúpidos; aquellos que predicen la tasa de cambio y aquellos que les creen a los que predicen la tasa de cambio. No obstante lo anterior, sí cabe reflexionar sobre la conveniencia para el país de una revaluación, es decir, quiénes se benefician y quiénes se perjudican y acerca de las posibles causas de este fortalecimiento del peso.
Es claro que una revaluación del peso perjudica a los exportadores, poniendo en riesgo ciertas empresas exportadoras de productos con alto contenido de insumos nacionales, que en virtud a la inflación, se han vuelto más costosos. No obstante, si bien perjudica a ese sector de la economía, abarata las importaciones, pues más de 70% consiste en bienes de capital e insumos para la industria y la agricultura nacional, lo cual ayuda a estas empresas a bajar costos y contribuye en la lucha contra la inflación. A primera vista, es claro que los sectores más afectados son aquellos de exportaciones agrícolas como el café y las flores, y aquellos que tienen que competir con importaciones baratas.
Ahora bien, lo que muestran las cifras es que en efecto las exportaciones se han venido cayendo a lo largo de 2023 y en enero de este año. La disminución de nuestras exportaciones en 2023 fue de 10,94% con respecto a 2022, en enero de este año fue de 2,92%. En 2023 el principal renglón de exportación que más cayó fue el café con una contracción de 27,73%, mientras las flores solo crecieron 1,6%. Estos datos parecerían confirmar la lógica económica, sin embargo, cosa diferente sucede cuando se miran las cifras de importación. En 2023 las importaciones colombianas cayeron en 10,50%, mientras que en enero de este año la caída fue de 10,32%, y ello no se debe al precio del dólar, sino a la desaceleración de la economía. Así, vemos que el dólar barato no ha reactivado las importaciones, mientras que las exportaciones están afectadas.
En el frente de las finanzas públicas, el dólar barato favorece el pago de la deuda externa, pero afecta las exportaciones del sector minero energético que se contrajeron en 2023 y en lo que va de 2024, afectando el monto de recursos que el Gobierno recibe por regalías. Sería interesante conocer el impacto neto de estas fuerzas en las finanzas del gobierno.
La caída en las importaciones necesariamente se traduce en una menor demanda de dólares, y esta menor demanda debería encarecer el dólar, lo cual no ha sucedido. En cuanto a otras fuentes de divisas, la IED se ha contraído y no está aportando más divisas, mientras que el rubro de remesas creció en 7% en 2023 y ha seguido creciendo este año, lo que se sospecha, podría ocultar lavado de dinero, ya que el narcotráfico esta disparado.
Son pues muchos los factores que inciden en el precio del dólar, y aquí no se han mencionado los internacionales, como el comportamiento de la economía americana. Si bien algunos analistas predicen una trepada del precio en los próximos meses, habrá que monitorear el comportamiento de la economía como un todo y echar ojo al lavado de los dólares del narcotráfico. Como contrapeso, falta ver si la incertidumbre por medidas económicas y políticas del Gobierno provoca una salida de divisas en gran escala que acabe disparando el precio. Amanecerá y veremos.