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El G20, un grupo de países que representa las principales economías del mundo (G7) y las principales economías emergentes y que ha sido una herramienta clave para afrontar grandes crisis económicas y amortiguar las políticas, se reunió nuevamente en Hamburgo para abordar la agenda global. Esta vez sin embargo con una gran nota discordante: el presidente Trump de los Estados Unidos.
Varios hechos significativos hicieron de este encuentro uno de naturaleza diferente. Es esta la primer gran cumbre de jefes de Estado que se reúne después de que el presidente Trump anunciara el pasado mes de junio el retiro de su país del Acuerdo de París contra el cambio climático. Igualmente, es la primera vez que se reúnen estos jefes de Estado después del retiro de Estados Unidos del TPP, y el primer encuentro entre Trump y Putin en medio de investigaciones internas sobre la injerencia de Rusia en las pasadas elecciones americanas en contra de Hillary Clinton.
En estas circunstancias, no fue un encuentro de causas comunes sino un gran desencuentro que pone de presente cómo las políticas de los Estados Unidos está alterando los pocos propósitos globales que existen. En materia ambiental los demás miembros del Acuerdo han sido enfáticos, y lo fueron en el escenario de la cumbre, en el sentido que avanzarían en las metas propuestas para mitigar el calentamiento global, y que por lo tanto el liderazgo de los Estados Unidos, clave en este tema bajo la administración Obama, ha dejado de existir. Los dos más firmes aliados de los Estados Unidos en Europa desde la postguerra, Inglaterra y Alemania, manifestaron su repudio a las políticas ambientales de Trump, e hicieron evidente su poca sintonía con el presidente empresario.
En materia de comercio internacional, en un ambiente ya caldeado por los anuncios proteccionistas de los Estados Unidos, precedidos por el retiro de este país del Tratado Transpacífico y el congelamiento de las negociaciones de un Tratado Transatlántico, cayó mal el anuncio de futuras restricciones sobre el comercio mundial de acero. Para nadie es desconocido que el representante del comercio de los EE.UU. (Ustr), el señor Robert Lighthizer, ha sido abogado líder en todas las causas de la industria del acero americano que busca impedir el ingreso de aceros de otros países.
El otro hito de este desencuentro fue la reunión bilateral entre los presidentes Trump y Putin. Dadas las validaciones que las agencias de seguridad de los EE.UU. han hecho sobre la intervención rusa en el reciente proceso electoral la ocasión se convirtió casi en una exoneración al comportamiento ruso, sin que de esa reunión saliera nada diferente al “nuevo” acuerdo para un cese de fuego en Siria que ya ha sido pactado en varias ocasiones.
La pregunta que surge de este nuevo escenario en el cual los EE.UU., en razón a sus políticas nacionalistas, renunció al liderazgo en temas claves tales como el climático, el impulso al comercio mundial y el cuestionamiento a las prácticas poco ortodoxas de Rusia en materia internacional, es quien asumirá ese liderazgo.
Europa por un lado gana espacio político con la llegada de Macron y el férreo y coherente comportamiento de la Merkel. China con un discreto comportamiento viene asumiendo un liderazgo desde Dávos en materia de comercio y más recientemente en materia ambiental (¿quién lo creyera?). Finalmente, Rusia es un gran ganador que está derrotando a los EE.UU. en su propio terreno.