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Ahora que prácticamente tenemos nuevo presidente cabe preguntarse por la conveniencia de una política industrial. Hay diferentes modelos y la discusión es si el Estado debe intervenir o no en el impulso de la industria y en caso afirmativo cómo debe intervenir.
Dos modelos muestran como han sido en el pasado estas líneas. Por un lado los Estados Unidos adelantó una gran industrialización creando las condiciones propicias en la economía mientras China lo logró en un período mas corto con fuerte intervención del Estado. Es decir, con política industrial.
Tuve el privilegio de asistir la semana pasada al World Manufacturing Convention que tuvo lugar en la ciudad China de Hefei y donde se discutió ampliamente el desarrollo de la “Manufactura Inteligente” (Smart Manufacturing) y donde representantes del gobierno y sector privado chino refrescaron las estrategias estatales para el programa Made in China 2015.
Se trata de intervención del Estado para lograr un cambio cualitativo en la estructura industrial en términos de calidad de los productos e incorporación de tecnología.
En China son conscientes de que la competitividad manufacturera no es sostenible en el tiempo con salarios bajos porque los avances en tecnología, en robótica, en el Internet de Las Cosas, en impresión 3D y en muchas otras innovaciones generan eficiencias que hace que la ventaja no esté en los salarios. La industria china no ha podido desplazar a la Alemana a pesar de los mejores salarios en este último país.
Como respuesta a este convencimiento el Estado está interviniendo para dar ese gran salto que le permita pasar de una etapa en la que lo que es Hecho en China es barato a lo que es Hecho en China es de alta tecnología y calidad.
Pero no es una intervención estatal de promoción de la industria estilo Cepal con protección y subsidios, como le gusta a muchos de nuestros industriales, sino de cara a la globalización con apertura.
Se basa esta estrategia en cuatro pilares. Uno primero que es la apertura y una creciente articulación con el mundo. A esta la consideran la forma de aprender del mundo y generar la cooperación científica que necesita la revolución tecnológica. Igualmente fija la vara de la competitividad.
Un segundo pilar es la innovación con inversión masiva en investigación y desarrollo favoreciendo industrias de alta tecnología. Un tercer elemento está en el favorecimiento de la calidad. Fijar criterios y exigir estándares de calidad internacional que garanticen productos de las mas altas especificaciones. Finalmente un estrategia que se fundamente sobre la sostenibilidad ambiental.
¡¡¡Una gran lección de un país comunista!!! Intervención del Estado sobre la base de las reglas del mercado para el impulso de la industria inteligente en campos como las tecnologías de la información, robótica, control numérico de herramientas, aeroespacial, equipo ferroviario, energías alternativas y vehículos eléctricos entro otros.
Ahora que se cierran las puertas del norte y se inicia una nueva administración en Colombia es hora de mirar el modelo chino. Tenemos que hacer la transición de la industria básica que tenemos a la tecnología y no asustarnos en el camino pensando que eso nos queda grande.
Tenemos una gran población joven, nuestro principal recurso, ávida de formarse como instrumento de una revolución tecnológica alrededor de la industria inteligente y la alta tecnología. ¿Seremos capaces?