MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Agregue a sus temas de interés
No hay duda de que la percepción que tenemos los colombianos de las instituciones es muy pobre. Según la encuesta de Invamer de febrero, solamente las Fuerzas Armadas, la Iglesia y los empresarios tienen una imagen favorable de 50% o más, es decir que, en el mejor de los casos, con las instituciones más prestigiosas la mitad del país tiene una imagen desfavorable. De estas tres tan solo depende una de la gestión del Estado, pues las otras dos se desenvuelven al margen de la gestión pública.
La percepción de los ciudadanos sobre las instituciones se empeora cuando se entra de lleno a las instituciones que están a cargo del Estado. El panorama en los órganos de justicia es lamentable. Tan solo 13% de los encuestados tiene una imagen favorable del sistema de justicia en Colombia y a la institución en este frente que mejor le va es a la JEP con una favorabilidad de 33%, mientras que las cortes tienen una imagen favorable que oscila entre 18% y 25%. Este indicador para la Fiscalía es de 26%. Otro tanto sucede con organismos de control, ya que la Contraloría y la Procuraduría cuentan con una aprobación de 28%. Otras institución mal libradas son la Policía y la economía, ya que tan solo 9% considera que la economía del país está mejorando.
Con estos indicadores no debe sorprender que en la misma encuesta los principales problemas y angustias que manifiestan los encuestado son, en primera instancia, el desempleo, que es un hecho real y medible, y el segundo, que es de percepción, es la corrupción. Tan solo 2% de población que se refleja en esta encuesta considera que el tema de la corrupción está mejorando. Mientras que solo 4% considera que la situación de seguridad está mejorando. La conclusión lógica es que tan solo 9% de la población considera que la situación del país está mejorando.
¿Y cuáles serían en la institucionalidad las instituciones encargadas de resolver estos graves problemas? Desde luego que no serían otros que el Congreso y los partidos políticos que representan en la sociedad los anhelos de la población desencantada y desesperada. Pero estos tampoco gozan de buena salud, ya que mientras la imagen favorable del Congreso es de 10%, la de los partidos políticos es de 8%.
Con estos resultados, cualquiera pensaría que estamos ad portas de una revolución, resultado de la poca legitimidad que tienen todas las instituciones que rigen la vida diaria de los colombianos. Pero no es así. Si bien se han visto expresiones de descontento social, principalmente entre los jóvenes, en general la gente está conforme con la situación y así lo refleja la elección del domingo pasado. Los partidos políticos tradicionales conforman una mayoría del Congreso, la votación por consultas fue superior a 11 millones de votos y la gente con gran credibilidad en las instituciones salió a la calle, votó por unos partidos en los que aparentemente no cree y eligió un Congreso que más de 90% de la gente considera inútil y corrupto.
Algo no cuadra en esa ecuación. Lo que reflejan las encuestas es cierto: la corrupción y la inseguridad son grandes, y la dirigencia política ha defraudado la confianza de los ciudadanos, pero lo que indican los hechos es que los colombianos no perdemos la fe y todavía tenemos la esperanza de que las instituciones garanticen la calidad de vida deseada y que parece inalcanzable.
