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El título de esta columna podría sugerir que me refiero a las exportaciones ilícitas que sin lugar a dudas aparentemente son la que mayor cantidad de divisas mueven y son nefastas para la economía nacional. Pero no, me refiero a otra igualmente inconveniente por razones diferentes y que, al menos en nuestro país, tiene el viso de legalidad; Esto es la exportación de ciudadanos colombianos al resto del mundo y desde luego las grandes cantidades de divisas que estos ciudadanos le producen al país.
No sabemos cuántos colombianos viven en el resto del mundo, pero según algunos cálculos este número oscila entre 500.000 y un millón y están localizados principalmente en los Estados Unidos y España. Aquellos que hace años migraron a Venezuela o bien ha regresado con la crisis del vecino o simplemente no son relevantes para el tema que nos ocupa pues no tienen capacidad de generar remesas que ingresen al país. Y no son los viejos los que se están yendo a buscar fortuna en otros países, sino los jóvenes a quienes el país les ofrece pocas oportunidades. Jóvenes en los cuales el país ha invertido centenares de millones de pesos en educación primaria, secundaria y en muchos casos universitaria. Pocas veces analizamos cuánto le cuesta al país y nos contentamos con los informes anuales que nos cuentan de los dineros que estos migrantes giran a sus familias.
Según una encuesta de Gallup revelada recientemente que mide los deseos de salir del país en los jóvenes de América Latina podemos ver que a pesar de las voces que pregonan que el nuestro es un país lleno de oportunidades, nuestro jóvenes manifestaron querer migrar. Según el estudio publicado en La República “Colombia se ubica entre el top cinco de naciones donde sus jóvenes tienen más deseos de un nuevo inicio lejos de su hogar”. Las cifras muestran que 36% de los jóvenes entre los 15 y los 29 años quieren migrar a otros destinos, cifra que no es muy lejana de la de Venezuela país en el cual 42% manifestó querer buscar destino en otro país.
Decía que el lado positivo es sin lugar el monto de las remesas que así se llaman los giros que hacen los colombianos residentes en el exterior. En efecto se espera que los ingresos del país por este concepto lleguen en 2019 a los US$6.100 millones lo que es 14% más que el año anterior. Según la definición de exportación de servicios de la OMC los servicios prestados por un nacional en otro territorio y que genere ingreso de divisas se considera una exportación de servicios, y siendo esto así estas exportaciones se constituyen en el tercer renglón de exportaciones de Colombia después del petróleo y el carbón y por encima de la gran apuesta de exportación de servicios que es el turismo.
El éxito de las remesas no pasa de ser una victoria pírrica. Resulta porque los jóvenes no quieren permanecer en Colombia y ayudan con su trabajo a sostener a la familia que dejan atrás, y significa una pérdida de capital humano indispensable para el país. No conozco un estudio que cuantifique el valor del costo de estas migraciones, pero sería interesante saber cuánto ha invertido el país en todos esos jóvenes desde su temprana infancia hasta el momento que abandonan el país poder valorar en su verdadera dimensión el fenómeno de las remesas. No olvidemos que este recurso en últimas es un indicador de lo mal que va un país.