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Analistas 15/04/2025

La paz elusiva

Carlos Ronderos
Consultor en Comercio y Negocios Internacionales
La República Más

Son reiteradas los llamados a la paz en todas las esquinas del mundo sin mayores resultados. Petro prometió firmar la paz con el ELN en los tres primeros meses de su gobierno, Trump aseguró que en el primer mes de su gobierno gestionaría un acuerdo entre Rusia y Ucrania que pondría fin a la guerra entre estos dos países y en sus últimos días el presidente Biden logró un cese al fuero entre Hamas e Israel que resultó de corta duración. La pregunta que nos hacemos es por qué con tantas manifestaciones y declaraciones, son tan pobres los resultados en el logro de la paz.

La realidad de estos y la gran mayoría de conflictos en la historia parece demostrar que la paz no es un problema de voluntad ni de discursos, sino más bien de correlación de fuerzas e intereses. Pretender una paz negociada entre Rusia y Ucrania debilitando a Ucrania mediante el retiro del apoyo económico y militar de los Estados Unidos resulta una quimera porque ese hecho previo pone a Ucrania en situación de desventaja y le permite a Rusia dilatar las conversaciones buscando en ese nuevo escenario ganar terreno y sentarse a negociar en una situación de ventaja militar y cumplido su propósito de anexar a la madre patria pedazos de lo que era la antigua Unión Soviética.

Caso similar es el que vivimos en Colombia. Pretender una paz sobre las concesiones del Gobierno a grupos cuyos intereses son ante todo económicos y asociados al narcotráfico, resulta, por decir lo menos, ingenuo. Debilitar una de las partes en medio del conflicto como se hizo en Ucrania, en este caso debilitar las fuerzas militares tan solo permitió el fortalecimiento del ELN y de todos los grupos armados que en Colombia posan de organizaciones políticas alejando por completo las posibilidades de la paz. El proceso de paz de Santos entendió claramente que se negocia desde la fortaleza y no desde la debilidad y la buena voluntad y así se avanzó a negociar sin dar ventajas innecesarias y con un estado fortalecido frente a la guerrilla. En el caso de la Franja de Gaza, una paz no será viable sino hasta que Hamas no esté debilitado al punto de que Israel sienta que este grupo deje de ser una amenaza para sus intereses.

Los intereses de las partes en estas tres guerras son distintos sin embargo en todos ellos persiste la constante histórica del control de territorios en defensa de sus intereses y eso hace que la posibilidad de la paz sea remota, hasta tanto asegure, la parte que origina el conflicto, el dominio de esos territorios. Rusia no permitirá el fin de la guerra hasta tanto lo que considera parte de su nación este bajo su control, e igual sucede con Israel que esta convencido que su dominio territorial y la vigencia de su estado nación pasa por el control de los territorios vecinos a aquellos que fueron reconocidos cuando occidente propicio la creación de un estado judío. A diferencia de los otros conflictos mencionados, en Colombia el control de nuevos territorios no es un fin, sino un medio para garantizar la permanencia del modelo económico que constituye su principal interés, así que la paz será posible cuando el Estado tenga control de los territorios hoy en manos de los grupos armados.

De esta reflexión se concluye que no habrá en el horizonte cercano paz en ninguno de estos conflictos hasta tanto una de las partes sienta que prolongar el conflicto no mejora sus posibilidades de triunfo, y ese triunfo se manifiesta en la certeza que se tiene el control territorial.