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El presidente Petro en su tercer consejo de ministros televisado afirmó que ‘tenemos un déficit comercial de casi $12.000 millones. China nos está empobreciendo, no los gringos” y de paso le echa la culpa de este déficit al contrabando procedente de China. Por su parte el presidente Trump acusando a países que según él son responsables del comercio ilícito de fentanilo, ha anunciado y ha impuesto aranceles a México, Canadá y China, con los cuales sostiene un gran déficit comercial, pero es claro que la verdadera razón detrás de estas medidas es la convicción de que EE.UU. se está empobreciendo por cuente de ese déficit.
La justificación verdadera está en que EE.UU. tiene un déficit comercial de US$395.000 millones con China, US$171.000 millones con México, su primer socio comercial; y de US$74.000 millones con Canadá, y los tres sumados representan 50% del déficit total de EE.UU. Por su parte Colombia sostiene un déficit comercial con China de US$13.000 millones cuando el déficit total de Colombia es de US$10.000 millones. Ambos presidentes creen, de manera equivocada que en ese déficit se encuentra el rezago de sus países.
¿En qué se diferencian pues el presidente Petro y presidente Trump en materia de su entendimiento de comercio exterior? ¡Desafortunadamente en nada! Ambos justifican su visión proteccionista con argumentos que no tiene relación con los aranceles. EE.UU. culpa al fentanilo mientras Petro culpa al contrabando y de paso a China, pero lo cierto es que detrás de esas disculpas ambos tienen la convicción que en el comercio exterior el que exporta gana y el que importa pierde de manera que el déficit o superávit que tenga una nación con cualquier socio comercial indica cuanto está perdiendo o ganando en esta relación comercial. Entender el comercio exterior así necesariamente conduce a una guerra comercial en la cual los ganadores son los países con superávit y los perdedores son aquello que registren déficits.
Esta visión es lo que teóricos del comercio exterior llaman la visión de ‘suma cero”. Es decir que dado que el total de exportaciones de todos los países del mundo son idénticas a todas las importaciones de todos los países, lo que se gana por exportaciones es igual a lo que se pierde por importaciones y, por ende, lo que aporta el comercio exterior a la riqueza del mundo es cero, y sería esta la actividad económica más estéril. No hay nada más alejado de la realidad que esta visión que desconoce principios básicos expuestos hace más de 150 años por John Stuart Mill en sus Principios de Economía Política y que introduce el concepto de “Ventajas Comparativas”, sobre el postulado básico de que, si una mercancía me cuesta más producirla en casa que importarla, la importo y así hago más eficiente mi economía.
Esta visión como ya afirmaba, da origen a una confrontación comercial que ya empezó y que se propaga como el fuego por cuenta de las medidas retaliatorias que imponen los países afectados por esos aranceles. Canadá anuncia aranceles a los licores americanos y por cuenta de los aranceles impuestos por EE.UU., al aluminio y al acero, Europa anuncia aranceles a los cuales responde EE.UU. con nuevos aranceles a los vinos y así sucesivamente. Desatada esta guerra comercial el mundo va camino a la autarquía y la ineficiencia, pero como van las cosas ese camino parece ser el camino que a va a dominar el mundo en las próximas décadas.