MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
El Gobierno Nacional anunció que está trabajando en una nueva reforma tributaria. Aunque aún no se conocen los detalles de esta versión 2.0, lo que sí se sabe es que espera recaudar $14 billones y que estaría alineada con la propuesta de la Asociación Nacional de Empresarios (Andi) cuya piedra angular es aplazar la reducción del impuesto de renta a las empresas.
Frente a los movimientos tendientes a una nueva reforma tributaria, lo primero que hay que decir es que no podemos olvidar que el paro nacional, con sus profundas consecuencias y que completa más de un mes, inició, entre otras, como protesta a la reforma fiscal presentada por el Gobierno en abril. De acuerdo con un informe de la Defensoría del Pueblo, a inicios de junio aún se mantenían cerca de 62 bloqueos activos en todo Colombia, sin contar las muertes y destrucción de estas casi siete semanas de paro.
Por eso, es fundamental aprender de los errores del pasado para garantizar que la reforma tributaria 2.0 aporte a solucionar los problemas que persisten de pobreza, inequidad y de déficit fiscal -que para este año se estima sea de 8.6%-, y no se convierta en más combustible para el estallido social.
Si el Gobierno Nacional ratifica su decisión de presentar una reforma tributaria y quiere que esta sea bien acogida por la ciudadanía, debe socializar su borrador, abrirla a comentarios y estar dispuesto a tener una participación amplia de gremios, academia, centros de pensamiento y por supuesto del Congreso, incluyendo los partidos de oposición. Los impuestos son un asunto que toca el bolsillo de todos los colombianos y, como tal, todos deben ser parte de esta discusión.
Lo otro que hay que tener en cuenta, especialmente a la luz de las protestas del último mes, es el objetivo de la reforma tributaria 2.0. El propósito debe ser mitigar la pobreza exacerbada por el covid, impulsar con ímpetu la reactivación del país y de paso ayudar a superar el malestar social. Si el nuevo recaudo simplemente da un poco de caja y no atiende las necesidades de fondo, se perderá una oportunidad histórica.
Este es el momento para que Colombia dé un giro en su sistema tributario y haga que las personas que más tienen sean efectivamente las que más tributan. Hoy en día si se divide a la población en deciles, se obtiene que el decil 10, es decir la población más rica, tiene ingresos promedios de casi 7 millones de pesos y aún así continúa recibiendo subsidios y ayudas. También seguimos con un sistema financiado por empresas y no por personas, contrario a las mejores prácticas mundiales y nocivo para que las empresas jalonen el crecimiento económico.
No deja de preocupar que una reforma basada en la renta a las empresas pueda estrangular el crecimiento precario de las empresas. Si bien la Andi ha pedido el cobro de renta hay que tener en cuenta que hay empresas menos robustas que las agremiadas por ellos que podrían verse afectadas por una reforma basada en aumentarle los impuestos a las empresas y no a las personas naturales que más tienen.
Esta nueva reforma incluye gasto en una renta mínima y otras medidas contra la pobreza y redistributivas. Es fundamental que vaya acompañada de medidas contra la evasión y que procuren una focalización más efectiva de los subsidios. Todo parece indicar que la reforma tributaria 2.0 es una realidad, ojalá el Gobierno Nacional haya aprendido las lecciones.