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El primer debate de control político que di como representante a la Cámara por el Valle del Cauca fue sobre el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón (ABA), en 2018. En su momento, expuse las deficiencias sobre la concesión que hoy estructura el contrato para manejar un grupo de aeropuertos incluyendo el de Cali -o mejor, Palmira-. Resultaba ilógico que en el paquete de aeropuertos agrupados con el ABA se incluyeran Neiva e Ibagué, pero se excluía a Buenaventura. ¿Qué sentido tiene que se deje por fuera a Buenaventura de una concesión que le puede dar mayor proyección, sinergias en logística, turismo, y mantenimiento sostenible a su aeropuerto?
Fue grato que la ministra de Transporte, Ángela María Orozco, coincidiera con este punto del debate y ordenara incluir a Buenaventura en la concesión que estaba en su etapa de prefactibilidad. Sin embargo, ya había quedado al descubierto que el concesionario no tenía ni cinco de ganas de hacerlo. Recordemos que el concesionario Aerocali, que maneja hace 20 años el aeropuerto ABA, es una sociedad compuesta por Corficolombiana y la española Aena y que está tras una nueva adjudicación para manejar el aeropuerto en la modalidad de APP de iniciativa privada, por un plazo de 30 años.
Cuando en 2018 se manifestó la voluntad del Estado de incluir a Buenaventura, varias entidades se pusieron en marcha pues ya era evidente que la negociación con las comunidades aledañas al aeropuerto Gerardo Tovar eran complejas y estaban detrás del desistimiento inicial de Aerocali de continuar con la inclusión del aeropuerto bonaverense. Al tratarse de terrenos comunitarios, era necesario llegar a acuerdos con la población.
Tres largos años después le estamos dando gusto a Aerocali. No se han podido cerrar las negociaciones con la comunidad aledaña al aeropuerto y si bien se habla de dejar una fiducia con los recursos por si hay acuerdo, tal parece que la concesión de aeropuertos del suroccidente, como se llama el proyecto en curso, incluirá al aeropuerto de Neiva y no al de Buenaventura.
No sabría a quién asignarle mayor responsabilidad por el desastre que representa que Buenaventura se quede por fuera de la concesión. ¿Quién tiene mayor culpa? ¿Un concesionario que nunca los quiso allí y poco hizo para incluirlos, una Aerocivil que ha sido torpe en el manejo de una negociación tan delicada o la misma comunidad que ha tomado una actitud extorsiva, difícil, llena de supuestos “líderes” detrás de sus propios intereses?
Lo cierto es que sea quien sea que tenga la mayor culpa de que hoy se vaya a concesionar el aeropuerto sin incluir a Buenaventura, los que perdemos somos muchos. Pierde la misma comunidad que no podrá beneficiarse de la llegada de un aeropuerto de primer nivel, pierde el Valle al excluir esta infraestructura clave, pierde el país que por falta de un acuerdo se perpetúa el atraso de Buenaventura.
Por ahora hay una solución temporal que consiste en establecer una fiducia por si acaso se llega a un acuerdo, pero esto parece más un paliativo y luce inevitable la salida del aeropuerto de la ciudad sobre el mar. Este es un llamado para que todos contribuyamos desde nuestras orillas para evitar que Buenaventura se quede con un aeropuerto sin concesionar y al vaivén de las migajas que le asignan del Presupuesto Nacional.
PD. Continuaré con más acerca de la concesión del aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón.