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El mercado de capitales es fundamental para el crecimiento de un país: permite canalizar el ahorro hacia empresas y proyectos con necesidades de financiación, lo que se traduce en desarrollo económico y bienestar social.
De acuerdo con el Banco Mundial, en 2020 las transacciones sobre acciones listadas en Colombia equivalían a 3,7% del PIB, más que en Perú, con 1%, y menos que en Chile, con 16%; en Brasil, 93%; en Corea del Sur, 315%, y en Estados Unidos, 200%. En el primer semestre de 2023, en Colombia bajó a 1,1% del PIB.
A octubre de 2023, Colombia contaba con 63 emisores de acciones y 100 de bonos, cifra muy inferior a las de otros países: Perú, 196 emisores de acciones y 106 de bonos; Chile, 353 de acciones y 208 de bonos; Brasil, 4.851 de acciones y 6.643 de bonos, y aún más lejana de Estados Unidos, con 14.580 emisores de acciones y 6.643 de bonos.
Superar las características del mercado de capitales colombiano requiere vencer sus problemas estructurales e impulsar tareas concretas para generar mayor profundidad, acceso, liquidez y promoción del mercado nacional.
Algunos consideran que estas falencias se resuelven integrando la operación de la bolsa de valores colombiana con la chilena y la peruana. Sin embargo, antes de pensar en este tipo de iniciativas-que legítimamente buscan maximizar las utilidades privadas-, resulta indispensable desarrollar el mercado de capitales local, hacerlo más eficiente y competitivo. Hoy en día nuestro mercado de capitales está en desventaja frente a sus similares de Chile y Perú.
Es predecible que los inversionistas direccionen sus recursos al mercado con mayor rentabilidad, menor riesgo y mayor facilidad de operación. Las bolsas de Perú y Chile cuentan con mayor estabilidad en el tipo de cambio, mayor número de emisores, más liquidez, mejores calificaciones de riesgo y facilidad de operar -según Msci-, por lo cual resultan más atractivas que la colombiana.
En esas condiciones, y ante un escenario de integración de las bolsas, el escaso ahorro colombiano --que en 2022 equivalía a 14,2% del PIB, inferior a Perú, 22,3% y Chile, 21,7%- se dirigiría hacia emisores que en su mayoría no son colombianos, deteriorando la capacidad de financiación e inversión en Colombia.
Además, los retos que plantearía la integración son enormes, especialmente en asuntos de moneda legal, cambiarios y tributarios, sin mencionar los requerimientos operacionales necesarios para garantizar la seguridad, la eficiencia y la transparencia propias de un mercado de capitales.
Ciertamente, la solución no es limitar la inversión fuera del país sino generar empresas competitivas en Colombia, con proyectos rentables que representen una opción para los inversionistas. Para ello, Colombia requiere una mayor estabilidad de la tasa de cambio, menores tasas de interés y una mejor y menos costosa infraestructura.
Es por esto que la Superintendencia Financiera, en ejercicio de su responsabilidad de promover, organizar y desarrollar el mercado de capitales y consciente de su importancia para el desarrollo económico, ha establecido ¬-junto con el Ministerio de Hacienda, el Banco de la República y la Unidad de Regulación Financiera- una mesa de trabajo institucional para promover el desarrollo y consolidación del mercado de capitales colombiano, al tiempo adelanta conversaciones con el sector privado -bolsa de valores, emisores y gremios- con el mismo propósito.