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En el marco del COP26, los líderes del mundo intentan llegar a un acuerdo conjunto sobre los objetivos y las formas de prevenir las consecuencias del cambio climático. Esta reunión es una encrucijada crítica; incluso decisiva, para algunos. Si nosotros, como sociedad, podemos concertar en el objetivo de cero emisiones para el año 2050, es probable que evitemos atravesar el umbral de calentamiento de 1,5 grados centígrados. Esto garantizará que evitemos las consecuencias más graves de la crisis climática.
El desafío es inmenso, pero no imposible: por primera vez en la historia humana, el esfuerzo necesario demanda la movilización de todos los grandes protagonistas mundiales. La humanidad está afrontando una amenaza concreta sin precedentes en cuanto a su alcance y poder, que tendrá implicaciones de gran alcance para muchas generaciones. Por consiguiente, debemos realizar todos los esfuerzos posibles para garantizar que la conferencia en Glasgow sea un éxito, y encaminarnos hacia una senda que garantice la estabilidad climática, la seguridad y la prosperidad para todos los ciudadanos del mundo.
En este contexto, lo que necesitamos son soluciones prácticas y accesibles que puedan ser implementadas a gran escala, tanto para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero como para aumentar la resiliencia y la adaptación a los efectos de la crisis climática. En estos ámbitos, Israel se posiciona como un país interesante en materia de innovación climática, ya que cuenta con un variado abanico de empresas y startups trabajando en esta disciplina.
En conjunto, estos elementos han creado un ecosistema excepcional de innovación climática que incluye más de 1.200 empresas y startups, que está en constante crecimiento. El hecho de que cerca de 10 % de las nuevas empresas de alta tecnología fundadas en Israel en 2020 fueran del ámbito de la innovación climática, es solo un ejemplo que da cuenta de la vitalidad del panorama de las startups en Israel.
El abanico de soluciones que Israel tiene para ofrecer es diverso. En agricultura, tenemos el riego por goteo y la agricultura de precisión. En Colombia, por ejemplo, implementamos esta tecnología en un proyecto agrícola en Subachoque, que beneficia a familias campesinas. En el campo del agua, poseemos una tasa de 90 % en la reutilización de aguas residuales. También contamos con soluciones en materia de desalinización, almacenamiento de energía en aire comprimido, eficiencia energética, reforestación, movilidad y transporte sustentable, entre otras.
Israel quiere compartir su conocimiento y colaborar para implementar estas soluciones, que ayudarán en gran forma para alcanzar los objetivos de mitigación del calentamiento global, a crear resiliencia en los países y comunidades ya afectados, e implementar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
En Colombia nos sumamos este año a la estrategia del Gobierno Nacional de sembrar 180 millones de árboles, junto a la Embajada del Reino de Marruecos, entregando el Bosque de la Reconciliación y la Paz, para contribuir al plan de reforestación. Así como está, existen otras iniciativas sobre la mesa para contribuir con tecnología israelí a los propósitos del actual Gobierno en materia de cambio climático. Una de ellas en pro de la Amazonía colombiana.
Creemos que la cooperación en el campo de la innovación climática es también una fantástica oportunidad para fortalecer la economía de todos y permitir que la humanidad prospere y florezca mientras preserva la naturaleza, el clima y la diversidad ecológica de nuestro planeta.
Esperamos que la conferencia sobre el cambio climático en Glasgow sea el punto de inflexión positivo en el futuro de la humanidad. Está en nuestras manos, hacerlo realidad.