¿Un Frankenstein contra la crisis climática?

Ante este mismo medio el presidente Petro aseguró recientemente que la Unidad para la Gestión del Riesgo de Desastres es un Frankenstein. Esto, cuando se le indagó por la baja ejecución del presupuesto asignado a esa entidad. En la popular novela de Mary Shelley, su protagonista da vida a una criatura juntando partes y órganos de cadáveres.

Quizá ese fue el símil del presidente: una entidad confeccionada con retazos de competencias y funciones ajenas. Pero esa famosa obra literaria también es una crítica desde el humanismo al desarrollo de aplicaciones inmorales del conocimiento científico al igual que otras no menos populares como Matrix o Terminator. Creo que ese es verdadero punto de reflexión. Esa unidad administrativa especial fue creada para la coordinación de la prestación del servicio público de gestión del riesgo de desastres.

Sin embargo, por la fuerza de las circunstancias, se ha convertido en una entidad a la que se le exige ejecutar un presupuesto robusto sin contar con la capacidad orgánica ni funcional. Por esa razón puede terminar, al igual que en aquellas distopías de la cultura popular, enfrentada con el ciudadano.

Por otro lado, según el Ministerio de Hacienda con cifras de 2020, los pasivos contingentes de la Nación por desastres, epidemias o pandemias es el mayor de todos y por mucho. Sólo por poner un punto de comparación: mientras que la totalidad de las demandas contra el Estado representa un pasivo contingente de 0,3% del PIB, el pasivo de desastres asciende a 3,9%. Y aunque, la magnitud del daño por regla general es inversamente proporcional a la probabilidad de su ocurrencia, lo cierto es que encaramos crisis climáticas cada vez más frecuentes y extremas.

En consecuencia, la vulnerabilidad fiscal del país requiere una atención impostergable, pues los efectos del cambio climático son actuales. En efecto, según el Servicio Europeo Copernicus sobre Cambio Climático, julio de 2023 fue el mes más caluroso de la historia en el planeta. Mientras tanto en Colombia, el Ideam pronosticó que, en lo que resta de este año, se esperan temperaturas entre 0,5 y 1,5 grados Celsius superiores a los promedios históricos. Esto, cuando terminó recientemente el fenómeno de La Niña más prolongado en décadas.

La gobernanza de las crisis requiere instituciones políticas y sociales que se adapten a estos fenómenos desde una perspectiva de derechos humanos y justicia climática. Contrario a lo que enseña la teoría tradicional del derecho administrativo, la Gestión del Riesgo de Desastres es un servicio público pero su prestación no corresponde a una sola autoridad. De ahí que, en lugar de tener una entidad que se forje con retazos de competencias y funciones ajenas, como ha venido sucediendo poco a poco desde su creación en 2011, se necesita retomar el camino sistémico de su diseño original. En ese sentido, esa entidad debe constituirse como una verdadera coordinación que distribuya técnicamente los recursos en las diferentes entidades públicas y privadas y, especialmente, en los municipios que son, de acuerdo con la Ley 715 de 2001 y la Ley 1523 de 2012 los primeros responsables.