.
ANALISTAS 01/10/2024

Los tres “no” del liderazgo

Claudia Dulce Romero
Directora de Extensión y Egresados, Universidad del Rosario

Frecuentemente, hablo de las recomendaciones que deberían seguir las personas para convertirse en grandes líderes. He mencionado la importancia de desarrollar las habilidades blandas o poderosas, asumir desafíos, gestionar nuevos proyectos que los reten y promover el cambio en sus organizaciones. Aunque tiendo a mencionar lo que podría hacerse en positivo, en esta oportunidad quiero resaltar las tres acciones que no deberían hacer en su proceso para liderar.

En primer lugar, es importante no viajar solo. A medida que las personas van creciendo en la organización, prefieren recorrer el camino del liderazgo distanciados, en algunos casos por falta de comprensión o en otros porque las agendas no son suficientes para compartir con los demás. Se habla de la soledad del líder como la situación en la que algunos jefes, a pesar de estar acompañados de numerosos equipos de trabajo, se sienten aislados: almuerzan solos, participan en diversas reuniones sin compañía del equipo y hasta se ven ahogados en problemas sin la capacidad de pedir ayuda.

Este distanciamiento se puede dar por ambas partes. Puede ocurrir porque algunas personas de la oficina sienten que ya no pueden conversar igual con su jefe en esos cargos de autoridad o porque en el día a día deben tomar decisiones difíciles y prefieren no generar vínculos cercanos. Por otro lado, los jefes se alejan de las personas porque creen que nadie los va a comprender.

Sin embargo, estos roles requieren de acompañamiento y siempre es mejor ir de la mano de una red de apoyo. A nivel externo, se recomienda trabajar con mentores o asesores que puedan retroalimentar las situaciones y ayudarle a ver la luz en las situaciones más complejas. A nivel interno, es importante fortalecer la confianza en el equipo de trabajo y mostrarse vulnerable para conectar desde el ser y compartir más tiempo juntos, promoviendo encuentros.

El segundo “no” que le recomiendo tener en cuenta es el exceso de confianza. Claro que es importante confiar en nuestros talentos porque son los que nos permiten afrontar momentos difíciles o asumir nuevos proyectos, pero recuerde que todo en exceso es malo. Confiar demasiado en estos talentos puede cegar sus debilidades. Es importante que pueda abrirse para escuchar a los otros y dejar la terquedad a un lado. Alguna vez escuché que en el éxito está sembrada la semilla del fracaso.

Cuando vivimos solo en escenarios de triunfos nuestra confianza crece sin límites y la estrellada puede ser más dura si los tiempos cambian. Para que el ego no golpee tan fuerte, recuerde cómo ha crecido, escuche a otras personas y no sea obstinado; identifique qué dificultades ha enfrentado y acepte sus errores. La humildad es la clave para no exceder los niveles de confianza.

El último “no” es liderar con afán. Hay personas que están todo el tiempo pensando en cuál es el próximo reto, rol o el gran proyecto que viene. El liderazgo es un viaje largo, que requiere de muchas paradas, frenadas en seco, pinchadas, cambios de ruta, nuevos pasajeros y destinos. No se trata de alcanzar una meta en el menor tiempo posible. Al contrario, consiste en dar cada paso a la velocidad que el contexto y su equipo lo requieran. Y lo más importante: de disfrutar el camino. Liderar no solo es sinónimo de objetivos, sino más bien de las experiencias que recolectamos para lograrlos.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA