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En el mundo laboral enfrentamos constantemente cambios en los equipos de trabajo. Cuando eso sucede, existe una alta expectativa frente a la llegada de nuevas personas a la organización, sobre todo cuando se trata de nuevos jefes.
Quienes están dentro de la empresa o institución tienden a preguntarse si habrá conexión en la forma de trabajar, si esa persona traerá su equipo de confianza o cuál será su visión y su estrategia.
Lo cierto es que en ese nuevo plato de preguntas, la confianza es, al comienzo, un ingrediente insípido. Va tomando fuerza cuando se cocina a fuego lento, cuando hay tiempo para conocer al otro. Por eso al principio tampoco hay resultados mágicos instantáneos. Debe existir paciencia de lado y lado para demostrar las habilidades y construir un vínculo que no solo promueva un buen ambiente laboral, sino que también dé los resultados esperados.
Para ello, el primer paso es evitar, para bien o para mal, comparaciones con el jefe anterior. Todas las personas son diferentes y las formas de trabajar cambian. Es importante darse un tiempo para conocerse, permitir que el otro aterrice y, si cabe la posibilidad, tener en algún momento para presentarse, explicar su rol en la organización y conocerse más en detalle. Intente no abrumarlo con información innecesaria, quejas o expectativas. Ya habrá tiempo para eso.
En mi experiencia profesional liderando equipos nuevos, siempre busco un espacio con cada persona para entender su historia en la organización, su proyecto de vida, su contexto familiar, entre otros temas que quieran compartir. Recuerdo que, en diciembre de 2022, cuando asumí un nuevo rol, una de las personas de mi equipo me preguntó en uno de los espacios cercanos: “¿A ti como te gusta trabajar?”.
Debo confesar que quedé gratamente sorprendida por su pregunta, no solo porque nunca me había tropezado con ella, sino porque también me habló de sus deseos de trabajar de la mano y de adaptarse a una nueva visión de manera articulada. Dicho de otro modo: para hacer mi entrada más amable y organizada, me planteó la posibilidad de ir a mi ritmo y acomodarse en un inicio a mi manera de trabajar.
Ella fue empática y proactiva. De acuerdo con la fórmula del Centro Creativo para el Liderazgo, el desarrollo de las habilidades de liderazgo proviene en un 20% de aprender de otras personas, y sin duda ella me dejó ese gran aprendizaje, que intento aplicar desde ese momento.
Lo comparto para que cuando se encuentren con un nuevo jefe puedan empezar con el pie derecho preguntándole: ¿Cómo te gusta trabajar? ¿Cómo prefieres manejar la comunicación? ¿Cómo te gustan los informes? ¿Cómo quieres recibir las novedades? Cuando no se le abren las puertas a las suposiciones y se aterrizan las expectativas de cada parte, es mucho más llevadero el día a día laboral.
¡Ojo! Tampoco se trata de ceder todo el terreno, porque la visión de quien lleva un tiempo en el equipo es crucial. Así que antes de preguntarle a su nuevo jefe, es importante que puedan identificar su propia forma de trabajar, analicen cuáles son sus “no negociables”, qué expectativas tienen de su jefe y cuáles son sus dinámicas. La comunicación efectiva es la base de la relación exitosa.