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El trabajo de grado es una gran oportunidad ofrecida por las universidades a sus estudiantes para hacerse preguntas con rigurosidad científica y donde el ejercicio se vuelve apasionante cuando la investigación parece desentrañar explicaciones a los retos que enfrenta la realidad económica nacional. Este fue el caso de mi trabajo de grado. En él usé un reciente procedimiento, conocido como Nowcasting, donde a partir de datos de rápida disponibilidad se puede construir y actualizar un pronóstico del crecimiento del PIB de un país. Este tipo de metodologías, por ejemplo, son utilizadas por la Fed para anticipar el comportamiento de la economía a medida que van siendo publicados datos como importaciones, nóminas no-agrícolas, índices financieros, etc.
Una pregunta interesante que uno querría hacerse sería: ¿qué es lo más importante a la hora de hacer un pronóstico del crecimiento económico? Y aquí residió lo apasionante del asunto. El procedimiento buscaba grupos de factores que explicaran buena parte de la dinámica del crecimiento y el resultado fue que las variables relacionadas con el sector exterior cumplían esta función. Entre ellas se incluyen las importaciones de bienes de capital para el sector industria, las exportaciones no tradicionales, las exportaciones totales, la tasa de cambio peso-dólar, entre otros.
Este hallazgo permitió analizar algunas realidades de la economía nacional. Inicialmente, se confirmó la dependencia del país al comercio internacional y su vulnerabilidad a choques externos. Para nadie es un secreto que los cambios en el precio internacional del petróleo y el subsiguiente efecto de depreciación sobre la tasa de cambio, han impactado siempre la dinámica económica de Colombia. O sino que lo digan todos los contribuyentes que sienten el peso de la Reforma Tributaria Estructural que recientemente entró en vigor y que fue implementada, en buena parte, por el descenso en los ingresos fiscales provenientes de las rentas petroleras.
En la misma línea, autores como Loayza & Raddatz del Banco Mundial, han advertido el acentuado efecto negativo que tienen choques externos sobre economías en desarrollo con poca flexibilidad en el mercado laboral y baja apertura financiera. Este es el caso de las personas o empresas que tenían obligaciones financieras en dólares y que vieron subir sus deudas críticamente al no tener cobertura ante la materialización de este riesgo. En esta línea, Perry ha destacado la falta de financiación que países en desarrollo reciben en los momentos en que más lo necesitan. También destaca la posible dificultad de los mercados para reconocer entre choques transitorios y permanentes en este tipo de países.
Uno de los grandes retos para el país es que esta dependencia, necesaria en un mundo como el de hoy, pueda llevarse con prudencia y precaución, de forma que quien pague los efectos de choques externos no sea siempre el ciudadano promedio colombianos.