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Los últimos días solo he sentido profundo dolor de patria. Nos estamos matando entre nosotros mismos. El pueblo marchando por su inconformismo en jornadas históricas que pasarán a la historia como el día que Colombia despertó. Sentimientos de rabia, impotencia, frustración son algunos de los predominantes de las arengas que se gritan en las calles clamando un cambio. Los críticos frente a los manifestantes aducen que muchos no saben por qué marchan. Seguramente no tienen claro los tecnicismos alrededor de los cuales nos hemos vuelto expertos y al no haber logrado democratizar el conocimiento y la educación, con arrogancia pedimos que las personas del común entiendan cosas que ni siquiera los expertos han logrado ponerse de acuerdo. Hoy veo un país que marcha cansado de las injusticias y que por primera vez lo reúne en las calles una misma causa: Justicia, equidad y oportunidades.
Con gran preocupación he observado los equivocados acercamientos, que en mi concepto se han venido haciendo entre el gobierno y los voceros del paro. La reciente noticia del levantamiento de los líderes de las movilizaciones de la mesa, me parece una consecuencia directa de la falta de una metodología estructurada y participativa para gestionar el conflicto. La analogía es la siguiente: Lleva años peleando con su pareja por las mismas razones de siempre y al ver que no cambia, levanta su voz de protesta cansado de las discusiones cada vez mas caldeadas. Su pareja decide ¨dialogar¨, ojo jamás aceptar que hay errores, solo dialogar y oír sus puntos.
El día de la esperada cita para dialogar, su pareja le dice: “Amor, los puntos que quiero que ¨dialoguemos¨ son los siguientes, esta será la metodología de diálogo y los mediará un tercero, un terapeuta que es mi mejor amigo. También, había olvidado decirte, que quiero que traigamos a los vecinos y a nuestros amigos para que este diálogo sea mucho mas rico y productivo¨. ¿Usted que haría? ¿No se pararía de la mesa?, pues exactamente, eso fue lo que sucedió en este primer acercamiento.
Con humildad profunda, propongo una metodología para sacar provecho de este momento de crisis nacional, que de ser guiado con pedagogía, podría propiciar acuerdos que nos re-direccionen a un camino no solo de crecimiento, si no de bienestar, justicia social y equidad.
1. Construir una agenda concertada de puntos y preocupaciones para las partes sobre diferentes temáticas nacionales (urbanas y rurales), que deseamos tramitar de forma conjunta.
2. Mas que llegar con respuestas ya predeterminadas entre las partes, propongo que cada uno llegue con un pliego de inquietudes o preguntas a resolver. ¨La calidad de nuestras preguntas determinará la calidad de nuestras respuestas¨. Al revisar los pliegos y las preocupaciones del gobierno, lo que se hace evidente es que cada una de las partes piensa que están hablando de lo mismo, pero al revisar el fondo de las preocupaciones cada uno dialoga sobre bases epistemológicas totalmente diferentes. Ejemplo: Las pensiones. Mientras el gobierno tiene una preocupación frente a cobertura y sostenibilidad, a la ciudadanía, por el contrario, le preocupa la edad, la equidad en los subsidios y el acceso. Qué tal si llegamos a la mesa a resolver la siguiente pregunta: ¿Cómo construimos un sistema pensional que garantice la cobertura, equidad, acceso y sostenibilidad del sistema?. Ejemplo dos: Desmonte del Esmad. Mientras el gobierno se pregunta: ¿Cómo garantizar la seguridad y el orden público en momentos de crisis?, la ciudadanía se pregunta: ¿Cómo garantizar el derecho a la protesta sin miedo a ser violentados? Dos preguntas diferentes, que nos llevan a respuestas diferentes. Delimitar el problema a resolver debería ser una de las prioridades entre las partes. Solo en ese punto empezaremos a hablar de lo mismo.
3. Cada una de las partes, debe llevar propuestas de solución a estos desafíos y deben ser analizadas por la contraparte respondiendo las siguientes preguntas: ¿Qué de lo que se presenta en esta propuesta nos parece muy bueno? ¿Qué de lo que se presenta en esta propuesta nos preocupa y porqué? ¿Cuáles serían las implicaciones fiscales, sociales, ambientales y económicas? ¿Qué riesgos implican estas preocupaciones para la sostenibilidad fiscal del país?
4. Al analizar las potenciales implicaciones y tener claros los escenarios y alternativas de solución de los desafíos. ¿Cuáles de ellas son responsables y podemos asumir como país?
5. Construcción de acuerdos conjuntos que no sean las propuestas iniciales del gobierno ni de los líderes del paro, si no por el contrario, soluciones mixtas y responsables que incluyan lo mejor de cada una de las propuestas. Si nos sentamos a intentar convencer al otro sobre nuestras respuestas y posiciones, nunca construiremos acuerdos conjuntos ni participativos.
¿Qué tal si empezamos a dialogar alrededor de preguntas y no de respuestas?