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La inflación que se modera un poco y que puede generar una posible baja en las tasas de interés a partir de septiembre por el Banco de La República, así como el fortalecimiento del peso frente al dólar en lo corrido del año; son señales positivas en medio de un escenario económico que ha sido retador e impredecible para el país.
Estas noticias, representan una invitación permanente a que las instituciones seamos cada vez más innovadoras y estratégicas en la toma de decisiones para dar frente a variables que estén en contra. Si algo está claro, es que los últimos meses nos han demostrado la resiliencia y capacidad de respuesta de nuestro sistema financiero en medio de la volatilidad.
Es común encontrar en los medios de comunicación continuos análisis de expertos que pretenden, con una intención genuina, poder intuir qué pasará después. Por lo pronto, es importante partir de una premisa fundamental y es que el mercado es cíclico. Eso quiere decir que es completamente natural que existan ciclos de expansión, como el posterior a la pandemia, cuando vimos una recuperación acelerada, y otras etapas como la actual, en la que hay contracción y un periodo de ajuste por distintos factores macroeconómicos y que hasta ahora estamos viendo moderarse.
La sostenibilidad de nuestro sistema financiero se debe, en gran parte, a los múltiples esfuerzos que ha realizado y realiza la industria por alivianar las cargas, pero también porque cuenta con respaldos que se activan ante ambientes volátiles. En el caso de las entidades financieras en Colombia, estas cuentan con un respaldo por parte de los fondos de garantías, instituciones que desempeñan un papel relevante especialmente en periodos como el primer semestre de este año. La razón de ser de estas organizaciones es generar confianza a intermediarios de crédito para que estos continúen ofreciendo soluciones financieras y con ello, haya más probabilidad para los colombianos de acceder al crédito para cumplir sus sueños.
Este respaldo, que muchas veces es silencioso y podríamos decir desconocido para la gran mayoría de las personas en el país, funciona, entre otros, por medio de las garantías de crédito, un mecanismo mediante el cual una entidad financiera se protege, en parte, frente a una posibilidad de impago en los créditos adquiridos por los colombianos, aun cuando el nivel de riesgo es mayor.
Dado el panorama actual y la realidad de muchos colombianos, la oferta de crédito se ha visto restringida, con el fin de proteger la calidad de la cartera. Para volver a tener los niveles de colocación de crédito en el país una de las herramientas es, precisamente, las garantías.
El modelo de garantías respalda el acceso a crédito de los colombianos, le genera confianza al sistema, le da capacidad y sostenibilidad, y dinamiza la economía; los intermediarios financieros mitigan el riesgo de crédito y mejoran sus márgenes, pero particularmente ganan los colombianos pues aumentan las posibilidades de aprobación al momento de presentar una solicitud de crédito.
Lo que visualizamos desde el sector, y que en gran parte ha sido discutido en recientes espacios de conversación con todos los actores: gobierno, empresas, emprendedores y ciudadanía, es la importancia de fortalecer nuestro sistema y abrir más oportunidades de acceso a soluciones financieras en todo el territorio -especialmente la ruralidad- y a cada vez más colombianos para promover el desarrollo económico del país y el bienestar de todas las personas.