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Llevo 20 años siendo testigo de Maloka. Lo vi nacer, lo vi crecer y hoy lo veo expandirse cada vez más. Quienes vivimos en Bogotá nos acostumbramos a ver el domo y quizá a veces olvidamos el valioso significado que tiene Maloka en el país.
Todo empezó con la voluntad política para conseguir unos lotes en Ciudad Salitre y establecer allí un sitio equidistante que permitiria a los niños y jóvenes tener acceso al conocimiento y a la innovación. Después se toma la decisión de hacer un museo de ciencia y tecnología ya que esto iría de la mano de la investigación. Bajo la dirección de Elizabeth Hoyos, Maloka le abrió un mundo de nuevas ideas e inspiración a una población que nunca había tenido acceso a este tipo de información. Hoy Maloka es el primer centro de ciencias del país en gran formato y ha llegado a más de 20 millones de personas, cerca de 20.000 docentes han aprendido sobre propuestas de innovación en el aula y proceso de formación, reproduciendo y llevando el mensaje de amor por la ciencia, todo gracias a Maloka.
El museo siempre está en constante renovación, cada día toma nuevos servicios, al punto en que ojalá se convierta en hub. Pero lo interesante de todo es que mantiene sus principios: en gran medida gratuidad para los colegios públicos de Bogotá y también el de constante apertura a diferentes espacios de investigación. Con “Maloka Viajera” se han visitado los 32 departamentos del país, se han realizado más de 100 publicaciones educativas y 30 proyectos de investigación.
Aplaudo el proyecto de modernización del centro gracias a los recursos de regalías. El proyecto consiste en la puesta de operación de 10 ambientes aprendizaje permanentes. La segunda parte incluye una serie de programas de apropiación de ciencia y tecnología. También vendrán nuevos contenidos audiovisuales y gráficos. Y finalmente se fortalecerán los procesos de gestión del centro para su sostenibilidad y para que pueda ofrecernos cada vez más investigación.
Maloka aún tiene grandes retos, pero afrontarlos no es una tarea solo de la organización. Este centro debe jugar un papel preponderante dentro de la agenda científica y tecnológica del país. No solo es un lugar para diversión sino debe ser un lugar para el desarrollo científico insignia nacional. Un lugar referente al que todo aquel que tenga interés por dedicar su vida a la ciencia se acerque para iniciar su carrera en esta materia, acompañada de alianzas de educación superior y formal, mucho más allá de la capacitación.
En sus 20 años Maloka ha tenido una gran evolución y lo seguirá haciendo. Vale la pena agradecer a todos quienes han puesto un granito de arena para que hoy sea lo que es y quiero reconocer la labor de su hoy directora ejecutiva, Adriana Correa, quien su amor por la tecnología, la innovación y la cultura digital ha llevado a otro nivel la gerencia de esta institución. Este año Maloka cerrará en verde sus finanzas y esto le permitirá un mejor desempeño a futuro.
Felices 20 años Maloka.
Ahora que tengo su atención: Felicitaciones a Catherine Ibargüen por ser considerada la mejor atleta del mundo, ¡Qué orgullo! ¡Qué grande!