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El sol no se tapa con un dedo. La política de vivienda del Presidente no funciona. ¿Qué hacemos?
La vivienda tiene un impacto positivo en varios aspectos. No solo promueve condiciones saludables y productivas en los hogares, sino que también garantiza seguridad y proporciona acceso a servicios básicos como agua, saneamiento, conectividad y ventilación adecuada. A su vez, la construcción de edificaciones es un motor de empleo y dinamizador de desarrollo. Estudios del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) muestran que impacta 78 ramas de la economía, como las industrias de materiales, el transporte de carga, el sector financiero y, por supuesto, el mercado inmobiliario.
Sin embargo, 2023 fue un año perdido. Del presupuesto para programas de vivienda, solo se ejecutó la mitad de lo comprometido. Las compras de viviendas pasaron, de 202.000 en 2022, a 89.000 en 2023.
Frente a 2022, las asignaciones de subsidios de Mi Casa Ya disminuyeron 22% y los desembolsos 18%. La tardanza entre la asignación y el desembolso del subsidio aumentó 55%, llegando a cinco meses en promedio. El sector perdió cerca de 30.000 empleos y los ingresos anuales de los micronegocios de construcción se redujeron en $70.000 millones. En resumen, la vivienda se convirtió en un freno del crecimiento económico de 2023.
En 2024 la situación no da tregua. Frente a 2023, las compras de vivienda disminuyeron 25% en el primer bimestre y el inicio de nuevas obras cayó 39%. Así, las compras de Viviendas de Interés Social (VIS) cumplen 20 meses cayendo y las iniciaciones 12. Mientras tanto, de los $912.000 millones asignados para coberturas de tasas, solo se han ejecutado $66 millones. En cuanto a metas, este año se asignarían 50.000 subsidios, 2.000 menos que los 52.000 del año pasado, malos resultados y peores objetivos.
Con 1,3 millones de familias sin techo, necesitamos hacer más. El Ministro de Hacienda ha resaltado la importancia de más subsidios a la tasa de interés, ojalá lo haga. De igual forma, alcaldías y gobernaciones pueden implementar más subsidios regionales, desligándolos de los requisitos de Mi Casa Ya. Más bancos deben llamarse, estimularse y premiarse por establecer tasas preferenciales para la adquisición o construcción de vivienda. Deben destinarse y ejecutarse más recursos, se estima que con una inversión adicional de $1 billón se apalancarían cerca de $40 billones en ventas, impulsando más de 270.000 empleos anuales durante cuatro años.
Necesitamos un gran plan de reactivación de la vivienda. Flexibilizar el procedimiento para adquirir subsidios de vivienda es una vía para reactivar la economía y colaborar con el sector privado para cofinanciar a pequeños constructores o compradores es un gana-gana para el país. Explorar nuevas ideas en el campo de las incipientes proptech o el crowdfunding inmobiliario es una tarea pendiente. Garantizar el acceso a vivienda es el cimiento para la consolidación de las familias y su futuro.