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Tribuna Empresarial 22/01/2018

Tres reflexiones para 2018

Analista LR

Las predicciones precisas sobre los mercados tienen poco interés. A modo de ejemplo, hace un año el consenso de los analistas anticipaba una subida de 6% del índice S&P durante el ejercicio, un resultado que se logró en seis semanas. En 2017, los mejores resultados se han debido, a menudo, al hecho de que los inversores preveían a comienzos de año un dólar fuerte y una subida de los tipos de interés.

La articulación de una hipótesis central es, sin duda, un punto de partida ineludible. Este análisis de riesgos y peligros potenciales no impide aprovechar oportunidades y 2017 nos recordó que lo deberíamos haber hecho en mucha mayor medida. Aun así, ha demostrado durante mucho tiempo su necesidad de generar una rentabilidad sólida a través de los ciclos de mercado.

Tales desafíos se analizan desde tres prismas distintos, aunque interrelacionados: la configuración de los mercados (valoraciones, liquidez, posicionamientos, confianza, flujos de inversión), el plano económico (crecimiento, inflación, tipos de interés) y el ámbito político (riesgo de la deuda pública, geopolítica, giros electorales). Tras este ejercicio de análisis, parece que 2018 vendrá acompañado -mucho más que 2017- de retos decisivos para el conjunto de los mercados financieros, lo que justifica que abordemos este año con los ojos muy abiertos.

En política, por lo general, este registro no es el más importante para los mercados, y con razón: las previsiones en este ámbito son incluso más aleatorias que en materia económica, y su efecto en los mercados, todavía más. Las citas electorales -aunque determinantes en Estados Unidos- finalmente no marcaron un antes y un después en Reino Unido y Europa, por lo que actualmente los inversores se ven tentados a ignorar casi por completo el plano político.

En economía, el ritmo de la recuperación mundial, a modo de prolongación de la reactivación industrial proveniente de China a principios de 2016, ha sido la mayor y más agradable sorpresa de 2017: en Estados Unidos, el índice de sorpresas económicas publicado por Citibank cerró el ejercicio en máximos históricos y, en la zona del euro, el mismo indicador -pese a no haber registrado un alza tan espectacular- se anotó a finales de noviembre de 2017 su nivel más alto desde 2010. Si bien la actividad económica mundial debería mantenerse en 2018, esta vez el riesgo se concentra más en el plano de las decepciones.

En la configuración de los mercados no cabe duda de que la distorsión de los precios de mercado tocó techo en 2017, momento en que la bonanza económica al fin recuperada -y que aceleró el alza de los mercados bursátiles- no siempre trajo consigo un ajuste considerable de los mercados de renta fija. En este sentido, 2018 podría suponer un notable punto de inflexión. Porque si bien las abundantes inyecciones de liquidez a cargo de los bancos centrales desde 2009 no se retirarán drásticamente de los mercados en 2018, el respaldo mensual en todo el mundo irá reduciéndose hasta su probable extinción a finales de año.

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