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La Vitrina Turística de Anato, abierta esta semana en Bogotá, nos ofrece la coyuntura ideal para reflexionar sobre el presente y las perspectivas de una industria que hoy tiene en sus manos una de las claves más importantes para que el país alcance el objetivo común de la reactivación económica.
Cerca de 8.800 participantes, 700 expositores y los interlocutores en más de 2.600 citas comerciales, que están en desarrollo, podrán conocer la renovada oferta de las entidades territoriales, en general, y de los departamentos en particular, para que viajeros nacionales y visitantes del exterior disfruten destinos que durante un largo año estuvieron vedados por causa de la contingencia en la salud pública.
Ha llegado el momento para retomar planes estratégicos formulados por el Gobierno de la mano con los departamentos antes de la pandemia. En ellos están contenidos proyectos vitales para renovar las terminales aéreas del país, para los cuales la Aerocivil y la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) habían dispuesto ya cerca de $6 billones.
El turismo nacional dispone hoy de estrategias y herramientas que ayudarán a consolidar nuevos mercados. La oferta renovada proviene no solo de los departamentos con mayores recursos, como Antioquia, que invita a retomar el concepto de “pueblear” para que cada municipio colombiano sea considerado como destino atractivo, sino también de aquellos que antes vieron limitados sus oportunidades por problemas que afectaban la convivencia pacífica.
Regiones que antes estuvieron en el meridiano del conflicto se han venido transformando progresivamente en remansos en los que lo visitantes ya están encontrando, por la calidad de sus recursos naturales, atributos que envidiarían los destinos clásicos. De ese “menú” de la nueva oferta turística hacen parte hoy 26 municipios en cuatro zonas que comprenden el Camino Teyuna en Santa Marta; el eje Urabá-Daríen, en Antioquia y Chocó; Mocoa y el Valle del Sibundoy, en el Putumayo y la Sierra de la Macarena y las áreas adyacentes del Guayabero, en el Meta.
Ya hay varias áreas abonadas por la inversión. Recientemente, por gestión del departamento y voluntad política del Gobierno Nacional, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo invirtió más de $30.000 millones en beneficio de toda el área de influencia de Caño Cristales. Allí, la industria ha generado cerca de 6.000 empleos productivos.
Los gobiernos territoriales están empeñados en buscar mayores recursos que les permitan adoptar modelos de gestión estratégica, con el objetivo de realizar mediciones a los programas turísticos, implementar esquemas de gobernanza, definir planes de acción y estructura iniciativas que les permitan aumentar la capacidad instalada.
De acuerdo con cifras de ProColombia, el ingreso de turistas extranjeros venía creciendo antes de la contingencia a un ritmo anual de 46,3%, La movilización de pasajeros, entre domésticos e internacionales aumentaba 3,2% y la variación en el subsector de servicio de alojamiento y bebidas del PIB, en el último trimestre de 2019, se acercaba al dos por ciento. Las estadísticas están siendo actualizados y los pronósticos son aún más favorables.
Durante la más reciente edición de la Fitur, el secretario general de la Organización Mundial de Turismo, Zurab Pololikashvili, se refirió al rol activo en el desarrollo de proyectos de infraestructura, impulso a oportunidades de inversión y apoyo a emprendimientos de innovación turística y capacitación de las comunidades colombianas que en el pasado no tuvieron oportunidades para formalizar sus ofertas o estuvieron limitadas por causa de la violencia. La nueva oferta regional encaja en el segmento de naturaleza, ecológico y de aventura, que es -según la Asociación Nacional de Agencias de Turismo- los que tienen mejores perspectivas para alcanzar estándares de alta calidad.
De acuerdo con estimativos de la Organización Mundial del Turismo, una persona que visita destinos de naturaleza gasta tres veces más que uno tradicional. Además, el segmento mueve aproximadamente US$215.000 millones al año y aunque es solo el 10% del turismo global, se trata de un nicho que crece tres veces más rápido que loa productos masivos.
Expertos como la exministra María Claudia Lacouture, directora de la Cámara Colombo Americana analizan con optimismo las proyecciones y estiman que, de aquí a 2030, se alcanzará la meta de 1,8 millones de llegadas de turistas internacionales a Colombia.
El reto hoy es asegurar que el turismo sea prioritario en las agendas políticas a nivel nacional y local, aumentar la competitividad del sector mediante la promoción de cuestiones fundamentales como la facilitación de los viajes (incluyendo visas y conectividad aérea), la cooperación pública-privada. Los departamentos aspiran a tener una participación creciente en esas iniciativas que, de seguro, llegarán a buen puerto.